Christian Henríquez habló de la dura infancia que vivió en su vida de circense y de RUPERTO

Christian Henríquez, quien ha bajado 12 kilos en el último tiempo, le enseña a Martín el lugar donde vive toda su familia circense, le muestra su verdadera casa: aquella casa rodante donde vive alrededor de 10 meses al año, y también le muestra su “segunda vivienda”, donde vive los 2 meses restantes.

El artista también le muestra al conductor del espacio que tiene todos los implementos varados.

Le explica a Martín que ha tenido el circo parado por culpa de la pandemia hace más de un año, “yo estoy sin trabajar con el circo como del 18 de octubre del 2019… ahí morimos”.

Dice que recibieron amenazas para quemarle el circo, ante el temor, decidió irse para su casa y lleva un año y medio sin poder trabajar.

Christian le explica a Martín que vive junto a su señora y sus dos hijos, que su hija Antonella, de 17 años, es trapecista y que su hijo de 12 está ensayando un acto de monociclo.

El humorista le enseña a Martín el lugar donde ensayan parte de sus actos y le muestra una pirueta al conductor de “De tú a tú”.

Tras conocer la casa rodante, ambos se van a la segunda casa del artista para conversar.

Martín ahonda un poco más en lo que ha significado la pandemia para el humorista quien le dice que él sigue pagando una carpa que se trajeron de México, que no está generando ingresos y que lamenta mucho la situación de sus artistas que están varados:

“creo que en este minuto el circo en Chile, y en mi caso, estamos en la UCI, así de fuerte está el circo chileno hoy en día. Estamos prácticamente agonizando”.

Los comienzos y la deuda pendiente: la educación

Christian Henríquez empieza por relatarle su infancia a Martín: él es hijo de una familia circense, su padre era trompetista, su madre trabajaba con fuego en su acto, su hermano era trapecista y su hermana contorsionista.

Christian, el más chico de la familia, partió siendo un payasito. Le cuenta que fue duro al principio, que vivían con lo justo, viajando a todos lados dedicándose al circo.

¿Cómo lo hacían con el colegio y la educación?, le pregunta Martín.

El artista cuenta que era imposible estudiar, por los viajes y porque se les negaba la posibilidad de entrar a una sala ya que no habían cupos.

“Yo estudiaba solamente en el invierno. Ponte tú, mayo, junio, julio, agosto y chao. No podía estudiar más porque yo era parte fundamental del circo, porque yo a mis 12 años ya era payaso y trapecista. Hacía dos, tres rutinas de payaso y dos actos de trapecio”, dice.

Además admite que su padre era terco en ese sentido y que la prioridad que él tenía no se basaba en la educación de sus hijos, por lo que aprendió a leer y a escribir más tarde.

“Yo te voy a contar algo que nunca lo he contado y que me puede beneficiar como me puede perjudicar, o muchos se van a sorprender. Mis estudios son los básicos, yo no tengo ni primerio medio, ni segundo medio, ni cuarto medio”, confiesa Christian Henríquez.

Y agrega, “no es porque yo no lo haya querido hacer sino porque no se permitía hacerlo. No quiero culpar a mis papás tampoco, porque lamentablemente mis viejos también pasaron gran parte de lo que yo pasé por culpa de sus viejos también. Mis papás tampoco tienen estudios, o sea mi papá tiene primero básico, mi vieja no tiene estudios”.

Dice que se fue educando solo, creciendo por cuenta propia leyendo diarios y revistas. Cree que al decir que no tiene estudios lo puede perjudicar por los prejuicios.

“Yo tengo recuerdos de que mi vieja me llevaba a los colegios para estudiar y no me recibían. Hoy día no, hoy día hay una ley, donde los niños de circo y gitanos, por ley, tienen que recibir educación en cualquier parte de Chile. Antes no existía eso (…) la prioridad número uno es que los niños se eduquen”, dice Henríquez.

Christian le comenta a Martín que su familia fue muy sacrificada para sobrevivir, que pasaron hambre y frío.

“Llegó un momento dado que no teníamos para arrendar tampoco, soportar cuatro meses de arriendo después de venir de giras malas. Una vez nos pasaron para vivir en la sede del club en Copihue, que era más calentito estar afuera que dentro la sede. Tenía un pequeño escenario y nosotros ahí poníamos las camas (…) desayunábamos pan con té, almorzábamos pan con té y comíamos pan con té… Qué fuerte”, dice con lágrimas al recordar su pasado.

“Mi vieja sin saber leer, ni escribir, se las rebuscaba siempre para que no faltara el pedazo de pan en la mesa, siempre. Y mi papá por otro lado igual, trabajaba de temporero de repente por ahí, de repente porque a veces no lo contrataban… volvemos a lo mismo, si no te tenías lápiz no tenías pega tampoco. Mientras mi familia y mi seres queridos estén con salud, está todo bien”, dice la persona detrás de Ruperto.

El fútbol

Martín le muestra unos videos a Christian de cuando hacía sus actos en el trapecio y con una tela en el circo.

El entrevistado los recuerda con mucha alegría. Pero no todo era circo, cuenta que a los 18 años se fue a probar a la tercera división de fútbol de Arturo Prat porque quería ser futbolista. Pero cuando llegó su momento de mostrarse como lateral derecho en un partido, el circo se cambió de localidad… No fue al partido y se fue con el circo.

El nacimiento de Ruperto

Cuenta que su primo hacía un personaje muy parecido a Ruperto, pero que un día cuando estaban parando la carpa del circo su primo tuvo un accidente donde se golpeó la cabeza y tuvieron que trasladarlo urgentemente a un hospital.

Fue ahí cuando el dueño del circo le preguntó a Christian si es que no se atrevía a hacer algo parecido a lo que hacía su primo.

Cuando su primo volvió después de seis meses a recuperar sus actividades del circo le dijo a Christian que siguiera haciendo su número que ya no tenía nada que hacer en relación al aclamado personaje que había construido. Fue ahí que a sus 16 años, siguió puliendo a Ruperto.

Christian cuenta que el personaje de Ruperto se basa, en parte, en un querido hombre de Copihue: Pedro Palma, a quien conoce hace años a la perfección y saca gestos de su vida cuando está con y sin los efectos del alcohol.

En el año 93-94 Cristián hizo una gira en el circo Frankfort y a la siguiente temporada lo contrataron para trabajar en fiestas patria en el local más entre Alameda y General Velásquez. Fue ahí cuando dice que Ruperto se hizo conocido en el mundo circense.

Cuenta que cuando estaba en el circo, llegaron los cazatalentos del programa de ‘Morandé con Compañía’, “me vieron trabajar y les encantó lo que yo hice y me invitaron a participar del programa a la cual yo no accedí porque… por huéon poh. (ríe) Porque no quería, porque dentro de todo no me gustaban mucho las cámaras y decía, ‘no es lo mío, lo mío es el circo'''.

Dice que insistieron, le dijeron que Kike Morandé quería conocerlo, que le gustaba el personaje y le dijeron que fuera al canal para que conociera el programa para ver si le interesaba y le llamaba la atención.

¿El problema? Christian estaba listo para irse de gira con el circo Mazzini, de su suegro, cuando lo llamaron del estelar.

Le dijeron que no se preocupara que ellos se encargaban de mandar gente para que cuidara de Carolina, su señora, y de su hija.

Su señora lo incentivó a que accediera.

“Fue un golazo, al tiro. Después terminé de trabajar y estaba toda la gente contenta, que se yo. Me pagaron mi sueldo, maravilloso”, cuenta el humorista quien relata que le pagaron el mismo día 30 mil pesos. Tras la “Rupertomanía”, le dieron un año de contrato en ‘Morandé con Compañía’.

“Fue súper potente, un vuelco de vida en 360 grados, de estar encerrado en una burbuja a conocer otro tipo de mundo (…) Era una locura, me di cuenta que ya no pude ser el mismo. No podía salir a comprar con Carolina de la mano al supermercado o al negocio, ya no podía salir”, cuenta Christian. Dice que a los productores de ‘Morandé con Compañía’ se les ocurrió “ocultar” el rostro detrás de Ruperto para cuidar la identidad de Christian, una estrategia que funcionó pero que no pudo hacerse sostenida en el tiempo porque le decían que no saliera de la casa, “era como arresto domiciliario”. Estuvo tres meses sin mostrar su rostro.

Viña 2006

La expectativa para el Festival de Viña era grande por lo que Christian le dice a Martín que le tocó convivir unos días con Sergio Lagos, que en ese entonces era animador del festival y fue parte de la rutina de Ruperto.

Cuenta que en plena rutina a Sergio Lagos se le desconectó “la muela”, (el audífono donde le daban indicaciones) y que él escuchaba la desesperación que se vivía tras bambalinas. Dice que Sergio Lagos pudo acordarse de la rutina y que la pudieron desarrollar sin problemas. Tras bajar del escenario le dijeron que hizo un rating histórico de 75 puntos.

“Muchos pensarán que después de Viña hice muchos eventos y no es así. No fue así porque concentré toda mi energía en hacer crecer el circo de mi suegro, esa fue mi meta. Y lo logramos”, dice Christian.

Pero cuenta que le vino un bajón anímico después de Viña, “después de ser el Messi, me destrozaron, lo pasé mal, me criticaron mucho, decía, ‘bueno, eso sería todo lo de Ruperto, una estrella fugaz’ y ahí empezaron a decir que no daba para más el personaje, que se desgastó, que el personaje murió”.

Dice que tras este peso mediático creó a los otros personajes, a Rupertina en un principio, más adelante a Michael Pérez Jackson, el rey del plop, luego a Luis Migel y al Patrón del Pan.

La familia

Tras imitar a algunos personajes en cámara, Christian Henríquez y Martín Cárcamo se sientan en el comedor junto a Carolina y Antonella, la señora y la hija del entrevistado, respectivamente.

Ambos cuentan cómo fue que se conocieron y recuerdan al mediático matrimonio que tuvieron, “fue como Contra, viento y marea”, dice Christian. Explica que se casaron con un diluvio, que ese mismo día jugaba Chile con Venezuela y que no podía faltar el canto de su compadre Lucho Jara.

“Christian es una persona perseverante, eso tiene si o si, él se propone algo y sí lo cumple. Pueden pasar muchas cosas pero sí lo cumple. Es muy buena persona”, dice Carolina emocionada. Por su parte, su hija Antonella, cuenta que su padre es estricto con las reglas, “soy aprehensivo”, reconoce el artista.

La hija de Christian reconoce que ama el circo pero que igual quiere estudiar pero que con las clases online ha extrañado el circo, “aunque igual soy yo soy chica igual me estresa no poder estar en el circo, me estresa no viajar, no ver gente, no escuchar los aplausos de la gente es estresante, es fome, es triste”.

El adiós a MCC

Tras 15 años en “Morandé con compañía”, Christian dice “fueron 15 años de mi vida en la cual aprendí demasiado, crecí mucho como persona, como artista y bueno, los ciclos se cumplen y hay que cerrarlos. Pensé que había que cerrarlo porque yo sentía que ya no estaba haciendo lo que yo quería”.

Sintió la necesidad de seguir haciendo más cosas y que su ciclo en el programa de Mega había terminado, “siento que todavía puedo dar un poco más y esa plataforma, el equipo de Morandé, no me lo estaba entregando. Por la editorial del programa, del canal, no se podían decir algunos temas que uno quería tocar que estaban pasando, que había que obviarlos y ya no era lo de antes donde yo me paraba y decía cualquier cosa”, dice sobre su salida de MCC.

Al final del programa, Martín le comentó a Christian Henríquez que él cuando joven, antes de convertirse en animador, fue payasito. Y le regaló sus zapatos de payasos.  
 
En el siguiente link, puedes revisar el capítulo y los mejores momentos de esta noche: https://www.13.cl/programas/de-tu-a-tu

“De tú a tú”, de lunes a jueves, después de “Tele13 central”