El doloroso momento de Rafael Araneda: “Me estoy perdiendo los últimos días de mi mamá”

Esta noche, en un nuevo capítulo de “De tú a tú”, Martín Cárcamo llega hasta la residencia de su amigo Rafael Araneda, en un condominio donde -según el animador- viven unas 3 mil personas, para hablar de su vida y de su familia radicada hace un año en Weston, Florida.

Parte la conversación hablando de su hija mayor, Martina, la única que no vive con ellos y que decidió quedarse en Chile estudiando, “ella está en una edad en que, pese a que nosotros insistimos en contenerla, ella también quiere volar con alas propias. Cuesta entenderlo, yo todavía no la entiendo, o sea la entiendo, no me gusta tanto”.

Rafael presenta a sus hijos que se van apareciendo a medida que el animador va mostrando la casa que arrienda. Aparece Florencia, su hija de 17 años, y más tarde su hijo Vicente. Antes de comenzar a conversar sobre un nuevo comienzo a sus 51 años, sube las escaleras junto a Martín para ver si está su señora, Marcela Vacarezza, quien aparece saludando desde el baño. Adelanta que ella no lo quiso acompañar cuando él se fue a vivir a México, pero que ahora están viviendo todos juntos.

De México a Estados Unidos

Dice que llegó a través de un casting a Estados Unidos, que vino a pelear un espacio junto a otros conductores y animadores, para hacer “Enamorándonos”. Dice que estaba de vacaciones cuando Magdalena Rodríguez -productora mexicana y amiga del animador, que falleció el año pasado- lo llamó por teléfono y le dijo, “tú estás hecho para ese programa. Solo quiero que se lo demuestres a quien se lo tengas que demostrar porque no te conocen y quiero que te conozcan”.

Fue la primera vez que entró a un casting, dice que entró aterrado, que competió con unos ocho hombres y unas ocho mujeres. Cuenta que en los camarines estaban los nombres y que los buscó en Instagram, sus contenedores tenían millones de seguidores.

Al día siguiente del casting, dice que lo llamaron de Univisión para preguntarle sobre sus antecedentes y sus papeles en relación a su visa estadounidense, tras corroborar que no había ningún problema, quedó. Dice que al principio se vino solo durante un año, “fue durísimo porque todo lo que me pasaba, todos los días, era un desafío nuevo, era desconocido, entonces eso era un nivel de agotamiento y sobretodo cuando estas con la ansiedad de que salga todo bien”.

Dice que fue todo muy intenso, que extrañó mucho a su familia, a su madre que tiene 93 años y que el momento crítico fue cuando partió la pandemia: “yo no estoy hecho para vivir solo, lo pasé mal”. Cuenta que su mamá se quedó viviendo con su familia en Chile y que sus hijos tuvieron que tomar precauciones y evitar juntarse con cualquier persona para salvaguardar la salud de su madre.

“Lo más aburrido, lo más doloroso, lo más triste de vivir en Estados Unidos hoy día es que me estoy perdiendo los últimos días de mi mamá”, dice Rafael Araneda, que además cuenta que su madre tiene “unas 7 condiciones base que por la edad no hay mucho más que hacer”. Dice que vive con un temor diario de que le pueda pasar algo a su madre, que le da miedo recibir ese llamado.

Martín le pregunta cómo ha manejado el desapego con Martina, su hija mayor: “duro, súper duro. Porque sigue siendo mi niñita, va a cumplir 20 ahora. Pero la gran tranquilidad que tengo es lo bien que la he visto”.