Crónica

"Elvis era un gran besador": Priscilla Presley hizo suspirar al Caupolicán

Priscilla Presley, viuda de la megaestrella, se encargó de ser una maravillosa y calida anfitriona para un público de pelo "estilo silver" que, durante más de 2 horas, se entregó al juego seductor de las canciones de "El Rey".
jueves, 29 de septiembre de 2022 · 12:55

El legado de Elvis Presley se revivió en modo sinfónico el miércoles 28 en la noche santiaguina. Luego de un día caluroso, el teatro Caupolicán fue el destino para finalmente poder encontrarse con "El Rey" luego de 3 cambios de agenda y un poco más de 14 años desde que se presentó por última vez el mismo show, a fines de abril del 2008.

En las inmediaciones del coliseo, la fila era enorme y la gente muy tranquila se hizo de sus asientos. Si bien el Caupolicán no estuvo repleto hasta venirse abajo, fueron pocas las butacas que quedaron vacías.

Momentos del ingreso al Caupolicán
Al ingreso, así estaba el Caupolicán lo que da cuenta de que la gente llegó con harto tiempo de anticipación. El recinto, quedó casi completo al iniciar el show.

Para entrar a las zonas de palco había un pequeño equipo de personas que se encargaban de llevar a cada quien a su asiento, lo que hizo bastante expedito el ingreso. Sin embargo, la sugerencia de una propina por este servicio en tiempos de tarjetas y transferencias dejó, a más de uno, con profunda vergüenza, sintiendo que fue evidenciada una falsa mezquindad por no andar portando efectivo. En galería las cosas fueron un poco más sencillas porque los asientos no son numerados.

Poco a poco el Teatro Caupolicán comenzó a llenarse. Aparecieron paulatinamente olores a tabaco, cuero, perfume, remedios. Algunos jóvenes se desplazaban entre los asistentes con bandejas, ofreciendo agua embotellada y otros bebestibles. Con eso entendí por qué me hicieron botar el agua mineral que llevaba en la mochila en el ingreso. Difícil que la cosa se pusiera salvaje como para usar las botellas de proyectiles. Aunque nunca se sabe.

Luego de algunos chiflidos y un par de aplausos rusos como demostración de impaciencia, a eso de las 9 con 12 minutos las luces se apagaron. Ya con los músicos en posición y Damian Mahler en la conducción de la orquesta, comenzaron a sonar los primeros acordes. Hubo un aplauso cerrado.

Damian Mahler, director de la orquesta sinfónica que musicalizó a Elvis en el Teatro Caupolicán
Damian Mahler/Foto: Patricio Aliaga/Terra Chile

En el escenario se dispusieron 2 pantallas, la más pequeña, delante de la más grande, tapando un segmento importante del cuadro mayor. Ambos lienzos mostraban imágenes distintas, lo que a ratos ocasionaba una sensación de collage de video

Luego, Priscilla Presley subió al escenario como anfitriona. Elegante, lució un pantalón negro, una blusa ancha de cuello redondo y mangas largas, con tiras verticales de color dorado.

Priscilla Presley se encuentra arriba del escenario del Teatro Caupolicán junto a la traductora en el contexto del show Elvis Sinfónico
Priscilla Presley saludando al público/Foto: Patricio Aliaga/Terra Chile

Cálidamente saludó al público y, siempre en inglés, dio una simpática bienvenida, olvidando por completo que estaba en un territorio de habla hispana. La intérprete debió resumir sus palabras ya que Priscilla, entusiasmada, no se detuvo en un primer momento para darle espacio a la traducción. Eso causó un momento gracioso.

Cuando descendió del escenario, discretamente se ubicó en la mesa de sonido, en la zona de palco, para observar el show. Los fotógrafos presentes y algunos asistentes, respetuosamente y sin hacer mucha bulla se levantaron para retratarla, pero el revuelo duró muy poco y Priscilla observó el show atenta, con ojo de lince, como supervisando. 

Momento exácto en el que Priscilla entró a la zona del público/Foto:Angela Barraza/Terra Chile

Sin embargo, esa no fue la única vez que Priscilla subió al escenario. En la segunda oportunidad, apareció para explicar la segunda parte del show donde pidió expresamente que intentásemos escuchar la voz de Elvis, haciendo mención a su sentida interpretación. 

Priscilla Presley en el escenario del Caupolicán
Presley pidió especial atención a los asistentes/Foto: Patricio Aliaga/Terra Chile

"La segunda parte del Show se llama "Sólo escucha". Les pido por favor que sólo escuchen su voz. Elvis se iba muy dentro de si mismo y ponía su alma y su ser cuando cantaba. Si escuchan su voz, probablemente puedan sentir lo que él sentía al cantar".

El primer tema de este segmento del espectáculo fue It's now or never ya que según Priscilla fue el hit más grande que tuvo, seguida por In the Gheto, "... una canción de caracter muy político y con gran compromiso social ya que la letra lo tocaba de forma especial, aunque no le gustaba tocar temas políticos" dijo conmovida.

El segmento terminó con How great you are. Priscilla Presley explicó que esta canción se la dedicó en Las Vegas, a propósito de que ella había perdido a su caballo llamado "Domino", mascota que el mismo Elvis le había regalado. El caballo era muy gentil, según las palabras de la viuda de Presley.

"En ese momento se ofreció a comprarme otro caballo. El que yo quisiera. Pero le respondí que no quería otro caballo, que sólo quería a Domino porque era especial".

La canción sería para ella un consuelo a propósito de su triste pérdida. Se retiró del escenario no sin antes decir: "escuchen su voz, escuchen lo que dice, escuchen el corazón de Elvis".

En It's Now or Never se sintió un tímido cantar del público, casi un murmullo tratando de respetar la voluntad de la anfitriona. El público era adorable. 

Elvis Sinfónico en el Teatro Caupolicán /Foto: Patricio Aliaga/Terra Chile

La tercera aparición de Presley Priscilla en el escenario fue con sillas para ella y su traductora. Ambas se instalaron cómodamente, adelante de la orquesta mientras a sus espaldas se proyectaban imagenes en las pantallas, las que fueron amablemente explicadas por su protagonista

Se trataba de videos caseros, familiares, de momentos cotidianos en la intimidad del hogar o de vacaciones. El público pareció gratamente complacido con este pequeño fisgoneo y proximidad a uno de los ídolos más grandes que la música le ha obsequiado a la humanidad.

Elvis Sinfónico en el Teatro Caupolicán /Foto: Angela Barraza/Terra Chile

Dentro de los comentarios de Priscilla sobre su vida privada, dijo que Hawaii era el lugar favorito de Elvis para ir de vacaciones, pero lo que resonó en los oídos de quienes son capaces de admirar la hermosura de Elvis con fruición, fue que era "un gran besador". Los suspiros y los gritos dieron cuenta del entusiasmo de una imaginación elegantemente estimulada.

Finalmente, Priscilla apareció por última vez para agradecer y despedirse. "Él estuvo aquí esta noche y el amor que manifestaron por él fue fantástico. Gracias por mantenerlo en sus corazones".

En la progresión del evento, una de las cosas bien pensadas fue la elección de los videos ya que a medida que iba avanzando el show, iban apareciendo imágenes de un Elvis cada vez más agitado. Hubo momentos del espectáculo en los que el público realmente se sintió en Las Vegas.

El vigor y la excelente ejecución de los músicos lograron que la vibración de los instrumentos hiciera retumbar nuestros corazones al ritmo. La emoción del director junto a sus movimientos gráciles le daban toda una mística a la escena.

Elvis, ya estaba todo despeinado a estas alturas del show. Dándolo todo.
Elvis, visiblemente más agitado, anticipaba que llegábamos al final del show/Foto:Angela Barraza/Terra Chile

Con If I Can Dream llegó el fin de una jornada llena de emociones y nostalgia, donde la verdadera maravilla estaba en las expresiones de las fanáticas que, con sus generosos años encima, aún le permitían asomo a las adolescentes que fueron en tiempos remotos.

Muchas y también muchos asistentes le sacaban fotos a la pantalla cuando aparecía Elvis, como si hubiesen estado realmente en un show en Las Vegas
Señora sacándole fotos al King. /Foto: Patricio Aliaga/Terra Chile

Aplaudieron, cantaron, algunas gritaron y se rieron cuando, por milésima vez, Elvis besó a alguien de su público, a través de la pantalla, como si fuera un portal espacio/tiempo. Como si, al ceder al contrato tácito de abandonarse a la ilusión del mago, la emoción les regalara más de un segundo con el ídolo.

Priscilla, generosamente contribuyó en gran medida con su presencia, sentido del humor y cariñosas palabras a que todo esto sucediera.