Crianza

Psicología: Estas son las consecuencias negativas de sobreproteger a los hijos

Se caracteriza por un alto grado de afecto, pero también de control y supervisión.
viernes, 3 de septiembre de 2021 · 12:16

La sobreprotección es un estilo de crianza, en el que los padres presentan un exceso de control sobre la vida de sus hijos, pretendiendo resolverle las diversas dificultades por las que van atravesando y anticipándose también de manera constante a posibles peligros, necesidades o demandas de los niños.

¿Por qué algunos progenitores protegen en exceso?

Para Carolina Reyes Cristi, Psicóloga, Magíster en Psicología Educacional, los motivos pueden ser diversos, uno de ellos es el temor a que a sus hijos les pase algo negativo, en consecuencia, están encima de ellos todo el tiempo para resguardarlos. Otras veces sucede por la propia historia familiar de los padres, ya sea porque provienen de familias donde tuvieron una crianza de sobreprotección, tendiendo a repetir el patrón o porque vivieron todo lo contrario, exceso de descuido, lo cual los lleva a no querer que a su hijos les suceda lo mismo.

La sobreprotección se caracteriza por un alto grado de afecto, pero también de control y supervisión.
La sobreprotección se caracteriza por un alto grado de afecto, pero también de control y supervisión.

Estas son las consecuencias negativas de sobreproteger a los hijos

Diversos estudios indican que este patrón puede desencadenar un sin fin de problemas tanto en la niñez como en la adultez, algunos de ellos son:

  1. Sensación de inseguridad y temor: Cuando los padres sobreprotegen a sus hijos, le están comunicando de manera implícita dos mensajes: que no son capaces de hacer algo por sí solos, por lo tanto necesitan ayuda y que algo malo les puede suceder. “Ambos mensajes van generando inseguridades respecto de su manera de enfrentar el mundo y a desarrollar poca o nula confianza en sí mismos”.  Explica la Directora del Colegio Monteluz
  2. Mayores niveles de ansiedad: Como los hijos sobreprotegidos, han vivido con la transmisión del temor, la ansiedad suele acompañarlos permanentemente. “Esta emoción se activa cuando experimentamos la sensación de amenaza y peligro, por lo tanto es más común en personas que están todo el tiempo con su mente en el futuro, pensando que algo malo puede suceder”.  Argumenta la especialista.
  3. Baja autoestima: Carolina Reyes Cristi advierte que si los niños crecen cargados de mensajes que los insegurizan respecto de sus propias capacidades para resolver situaciones, tomar decisiones y enfrentar problemas, inevitablemente serán adultos con baja autoestima, una sensación de minusvalía personal y poca confianza en sí mismos.
  4. Conducta dependiente/falta de autonomía: La psicóloga explica que educar a los hijos resolviendo sus problemas, adelantándose a posibles dificultades y no entregándoles el espacio para que puedan lidiar con el mundo de manera independiente; en la adultez manifestarán una tendencia a solicitar ayuda permanentemente, desarrollando una conducta dependiente y una falta de autonomía para desenvolverse en la vida.
  5. Dificultades para desarrollar la resiliencia: “Como consecuencia a todo lo anterior, la crianza sobreprotectora, obstaculiza el desarrollo de la resiliencia, es decir, la capacidad para superar las adversidades de la vida, de salir adelante y poder adaptarse a las complejidades que se nos presentan, saliendo airoso de éstas”. 

Carolina Reyes Cristi, invita a los padres a preguntarse: ¿Qué me pasa cuando mi hijo tiene un problema?, ¿qué siento cuando lo veo sufrir?, ¿qué pienso cuando noto que algo le cuesta? De esta manera podrán mantener una actitud de constante auto-observación y reconocer sus propios temores, inseguridades y fantasías. Si este ejercicio se les hace difícil, la psicóloga aconseja estar abiertos a la posibilidad de pedir ayuda y apoyarse con algún proceso terapéutico.

“Lo que nos hace buenos madres/padres, no es el no cometer errores, eso va a suceder de manera inevitable. Lo importante es tratar de estar conscientes de nuestras equivocaciones y limitaciones personales, identificarlas y así repararlas”. Concluye.