Psicología y coronavirus

¿Cómo dar malas noticias en cuarentena?

Darle malas noticias a alguien nunca es fácil, pero hay formas correctas e incorrectas de hacerlo. Aquí hay algunos consejos sobre los mejores métodos para compartir información triste o desagradable.
viernes, 3 de julio de 2020 · 15:17

Durante el trayecto de la vida, es posible que tengas que transmitir malas noticias. A un cliente, a un empleado, a un jefe. Pero ahora, con el tema de la pandemia, ocurre que nos debemos enfrentar de forma más acelerada de lo que quisiéramos a malas noticias cercanas, que nos afectan en lo íntimo; por ejemplo, a la dolorosa pérdida de un ser querido, de un amigo, de un familiar. Y en esa cadena que se arma de llamados, también debemos ser parte de ese proceso terrible de comunicar una pérdida y a nadie le enseñan cómo enfrentar dicha situación (aunque sí deberían enseñarnos algo de psicología y tino; de empatía al menos en los colegios. Estaría bueno, aunque sabemos que en la práctica no es así).

Por eso, en Terra nos dimos a la tarea de tratar de entender el proceso. Conversamos con la psicóloga Francisca Olivares, quien pertenece al programa PACE de la UTEM y acá te contamos un poco sobre cómo enfrentar este proceso, para que tengas algunas herramientas, si llega el momento.

 

1: Piensa si eres la persona indicada para dar esa noticia

Este punto es fundamental, ya que no es correcto dar por sentado que debemos ser nosotros los que informen de la mala noticia. Piensa quién eres tú para esa persona (quien va a recibir la mala noticia). Si eres lo suficientemente cercano o cercana para entregar esa información delicada y que puede cambiar la vida de quién la recibe. Piensa también si tienes habilidades de empatía; si hay confianza para que tu interlocutor pueda reaccionar y mostrar sus emociones.

2. Busca el canal adecuado: Las malas noticias es mejor darlas cara a cara. Hacer contacto visual. Estar sentandos y tener agua y pañuelos a mano. Pero la cuarentena nos obliga a dar estas noticias a distancia. Francisca, nos dice que lo mejor, en estos casos donde la distancia social es obligatoria, es tratar de emular ese contacto físico y lo ideal para ello es la videollamada. De esta forma, hay un contacto más allá del auditivo. Por eso, hay que elegir un fondo que sea tranquilo y recrear una situación íntima. Puedes hacerlo desde tu pieza y sin que haya más gente en el entorno para que la persona que recibe la noticia no se sienta observada. También es importante ver que "en tu fondo" no haya una televisión encendida, para no dar la impresión de que lo que estás diciendo es poco importante.

Pero hay casos, donde no hay disponibilidad de dicha tecnología o bien, la persona es mayor y no sabe realizar una videollamada. Pedirle que descargue una app para ello puede ser muy complejo, o bien, quizás no hay conexión a internet que posibilite esa opción. En dichas situaciones, entonces la llamada telefónica es la segunda opción

En último lugar están los mensajes de texto ya que son demasiado impersonales y no hay forma de saber si la persona que recibió la noticia se encuentra bien.

En el fondo, la psicóloga Francisca Olivares nos señala que es importante priorizar LA MAYOR COMUNICACIÓN posible.

3: Prepara el momento

No se entregan malas noticias casualmente o de pasada. Hay que establecer un tiempo para hablar con la otra persona. Si necesitas entregar las noticias en el momento, di algo así como: "Necesito hablar contigo sobre [el asunto]". En otras palabras, establece un momento y un contexto para la conversación, en lugar de simplemente dar la noticia.

Piensa qué tan implicad@ estás con la mala noticia. Qué sientes al respecto. Primero debes tranquilizarte un poco. Para transmitir tranquilidad, no puedes estar llorando o en situación de nerviosismo. Sobre todo ahora que muchos están en cuarentena, y debemos dar estas noticias de forma remota, podemos anticiparnos a cómo puede reaccionar la persona que recibe la mala noticia pidiéndole que tome asiento. Que tenga a mano un vaso de agua, etc. 

La psicóloga nos comenta que también es bueno tratar de saber antes si la persona que va a recibir la noticia y va a quedar más golpeada por la situación, está o no acompañada. No es bueno recibir malas noticias estando sólo o sola. Podemos llamar antes y avisarle al acompañante de la persona lo que va a ocurrir para que esté preparado para la contención posterior.

4: ir al grano

Es mejor ir al grano y decirle a la persona las malas noticias. Al ser una videollamada o una llamada diferente (estamos en el supuesto de que estamos en cuarentena y que no podemos dar las malas noticias de forma presencial) lo más probable es que ni siquiera sean escuchadas las palabras previas. La persona que te va a estar escuchando, por tu expresión o tono de voz, va a esperar algo malo y se va a poner ansiosa de todas formas. Por eso es mejor ser lo más claro y directo posible, aunque sin brusquedad y habiendo preparado antes a las persona con unos segundos de anticipación. En el caso de comunicar un fallecimiento, no decir palabras como "se nos fue Juanito" sino decir "Juanito falleció".

Y luego complementar la información si la persona que te escucha está en posición y condiciones de seguir escuchando.

5.- Dar espacio y transparentar las emociones

Particularmente, en Chile, hablar de las emociones es un tema complicado. Tenemos miedo a no ser escuchados; a que nuestros sentimientos no sean tomados en serio. Muchas veces sentimos miedo a llorar porque pensamos que vamos a quedar en ridículo. Por eso, es importante que des el primer paso para expresar la sensación de pérdida, el pesar y la pena si ves que la persona que recibió la noticia no está transmitiendo su sentir. Hay que darle cabida a las emociones, sobre todo hoy en que el confinamiento nos tiene en una situación extraordinaria de estrés. La psicóloga nos comenta que siempre es importante hablar de las emociones.

6.- Hacer un rito.

Producto de las cuarentenas y la distancia social, los protocolos funerarios indican que sólo hay 90 minutos entre que recibes el cuerpo del familiar, se hace una breve ceremonia y el cuerpo debe estar enterrado. A eso se le suma que no pueden asistir más que los familiares directos y con un límite específico de personas. Olivares comenta:

"En Chile, y en Latinoamerica en general, tenemos culturas de rituales. Nuestros velorios son una ceremonia en la que nos juntamos para brindarnos contención y apoyo; y también donde asimilamos la pérdida en familia y junto a nuestros seres queridos. Hoy eso no está y por eso es fundamental que podamos establecer algunos rituales en casa. En Europa, por ejemplo, es sabido que se creman los cuerpos y se guardan ánforas para realizar rituales futuros cuando todo esto pase. Claramente acá en Chile no todos tenemos las posibilidades de hacerlo. Pero se sabe que hay comunidades y vecindarios donde la gente se organiza para poner globos en sus rejas, en señal de luto".

También nos comenta que es importantísimo mantener los vínculos para acompañar y adolecer en familia, pero también vivir los procesos de duelo de manera simbólica para ayudar a nuestra mente a comprender lo que ha sucedido. Que un ser querido ya no va a estar más con nosotros es un proceso que a la mente le cuesta procesar y para eso, hay que establecer hitos que nos refuercen la idea. Por ejemplo, escribir cartas. Poner una corona en algún lugar de la casa. Una foto en un lugar importante del hogar y compartir experiencias hermosas sobre esa persona que se fue, pero con la que tuvimos el privilegio de compartir y que fue parte de nuestra vida.

La psicóloga de la UTEM también es señala que es importante tomar en cuenta que aparecen algunos problemas durante el proceso de duelo: problemas para dormir, para comer, llantos difíciles de controlar y nos comenta que un tiempo prudente para decidir ver a un especialista es si estos síntomas duran por más de 3 meses.

Finalmente, un tema o menor es cómo comunicar este tipo de noticias a los niños. En ese aspecto, Olivares comenta que quien debe dar esa noticia es la figura más cercana. Idealmente la figura materna o paterna. También señala que el lenguaje de los niños es el juego y que, de esa forma procesan la información. Por ello, no es extraño que con el correr de los días los sorprendamos jugando a que alguien muere. Si nos enfrentamos a esa circunstancia, Francisca Olivares nos dice que por ningún motivo hay que sancionar dicha conducta y que, además, podemos verlo como una oportunidad ya que, si nos sumamos a ese juego, podemos procesar de forma saludable la pérdida junto a nuestros hijos.

También, para aquellas familias que son creyentes, pueden, a través del pensamiento mágico, enseñarle a los niños que esa persona que ya no está, de todas formas va a ser parte de su vida porque los está protegiendo y cuidando desde el cielo (por dar un ejemplo).

Para aquellas familias que son ateas o agnósticas, pueden integrar a ese ser querido que falleció en el imaginario de los niños, recordando las enseñanzas que dejó esa persona en nuestras vidas. Recordando anécdotas familiares y destacando los aspectos positivos en los que influyó la persona fallecida para ser quienes somos.

Si estás en la situación, esperamos haberte ayudado.