OPINIÓN

Jóvenes haciendo música: De Mahler a L-Gante 

jueves, 19 de enero de 2023 · 19:47

Cierto sector de la población repite a cada momento que la juventud está perdida, que les hizo mal la protesta del estallido y que la pandemia les robó la posibilidad de tener futuro porque el colegio virtual, simplemente no resultó. Pero saben, quiero decir en este corto texto que eso no es verdad. Sepan ustedes por qué. 

El sábado estuve en dos escenarios de Santiago: en el Teatro Caupolicán y el Movistar Arena. En ambos se presentaron jóvenes músicos de muy diferentes tendencias, en el primero eran 600 los muchachos de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles (FOJI). y en el segundo más de 30 bandas de cantantes latinoamericanos invitados por el Festival Frontera. El primero fue un concierto financiado por la gobernación metropolitana y las entradas eran gratis, el segundo una instancia privada, organizada por la productora Transistor. 

En el Caupolicán los jóvenes interpretaron la monumental octava sinfonía del alemán Gustav Mahler y en el segundo, uno de los cantantes fue el argentino L-Gante que encendió el lugar con trap y cumbia villera. El resultado del primer grupo fue sublime por la emoción de una interpretación impecable de esta sinfonía maravillosa que habla del amor y la expresión de confianza en el eterno espíritu humano. Fue un concierto impecable con una épica que en gran parte se le debe a Paolo Bortolameolli que hizo de estos 30 años de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil un hito que cristaliza esa idea que no falla:  cuando hay jóvenes talentosos, rigor y el apañe de la familia y la voluntad del Estado; el talento se convierte en algo sagrado.

Divino fue ver a niños pequeños cantando y a adolescentes coordinando su cuerpo con instrumentos tan grandotes como los violonchelos y los tambores. Bonito fue cuando el director distribuyó a un grupo con los instrumentos de bronce en una de las galerías del teatro y elevó a una virgen en un tercer piso entremedio del público. La obra maestra de Gustav Mahler paralizó los pelos no sólo por la cantidad de personas que la interpretan, sino por la épica que acompañó el concierto. Las entradas se agotaron en segundos, el presidente Gabriel Boric los acompañó en la primera jornada, el director Bortolameolli generó una conversación con el público en las redes, en la radio y en la Tv, ahí contó cómo se prepararon desde agosto para lograr esta hazaña. 

Mientras tanto el músico argentino L-Gante convirtió el Movistar Arena en un reventón de la cumbia 420. Con euforia, baile y letras que denuncian la marginación social y la rabia hacia los policías que los miran con sospecha y les liquidan la vida cuando ellos sólo quieren tener éxito, sonreír, carretear y crear.  

L-Gante es un chico argentino que se hizo músico a los 16 después de trabajar en una fábrica de plásticos porque pasó el susto de convertirse en padre. Luego vino la pandemia y se concentró en lo que genuinamente sabía: escribir letras urbanas y jugar con el pitch de las muestras frente a un computador. En ese andar le colaboraron varios productores, el más sexy de todos es Bizarrap, el mismo que grabó el último hit de Shakira. Hoy tiene 5,3 M de seguidores, llena estadios y hasta aceptó la invitación del presidente Alberto Fernández en Olivos, con quien conversó sobre naturalizar la conversación con los adultos. En Festival Frontera, demoró en salir al escenario, cantó unos cuarenta minutos acompañado de bailarinas, fuegos artificiales, producción audiovisual impecable y los hits del momento, uno de ellos Maliantao. 

Ambas presentaciones tuvieron además homenaje a sus maestros, los chicos de la FOJI con sus violines, tambores y contrabajos recordaron a su fundador: el gran Jorge Peña Hen que sembró la semilla de la música clásica en los jóvenes vulnerables de La Serena. Este concierto fue en su honor a casi 50 años de ser asesinado por la Caravana de la Muerte. Y L-Gante abrazó a Pablo Lescano, líder del grupo Damas Gratis que inició el movimiento musical de la cumbia villera. Cantaron juntos en el mismo escenario.  L-Gante lo abrazó. Y el público los disfrutó a ambos al son de Perrito Malvado.

¿Qué decir de este contraste? Que los jóvenes haciendo música son unos genios y que los adultos a ratos nos perdemos haciendo futurología depresiva de ellos cuando sólo debemos callarnos, escucharlos y aplaudirlos. Sí, estos chicos, tienen presente y demasiado futuro. 

 

 

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