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Ni Picunches ni Rapanui, este es el pueblo más pequeño de Chile donde solo viven 6 personas

Un paraje remoto donde la vida sigue su propio ritmo, ajena al resto del mundo.
miércoles, 12 de febrero de 2025 · 22:15

En lo más alto de la región de Arica y Parinacota de Chile, donde el desierto se funde con el cielo, existe un pequeño pueblo que parece haber sido olvidado por el tiempo. Se trata de Mallku, una comunidad conformada por apenas seis personas, todas pertenecientes a la misma familia. Sin vecinos ni calles bulliciosas, han convertido este rincón en su hogar durante más de tres décadas.

La historia de la Mallku en Chile comenzó cuando Alexis Troncoso y Andrea Chellew, una pareja en busca de un estilo de vida diferente, decidieron alejarse de la ciudad. Con apenas algunas pertenencias y un sueño de autosustentabilidad, se establecieron en esta zona extrema. Sin agua potable ni energía eléctrica constante, construyeron su hogar con sus propias manos y aprendieron a convivir con la aridez del desierto.

Desafíos y logros en la soledad

Lejos de rendirse ante las dificultades, la familia desarrolló estrategias para sobrevivir en condiciones adversas. Crearon un invernadero para garantizar su alimentación y, con el tiempo, inauguraron el Café de Altura Mallku, un espacio que recibe a los pocos viajeros que se aventuran hasta este remoto paraje. Allí, los visitantes pueden disfrutar de una pausa en el tiempo y conocer la historia de este pueblo singular.

Los hijos de la pareja nacieron y crecieron en este entorno, aprendiendo no solo de la naturaleza, sino también de los arqueólogos y científicos que llegaban a la zona por investigaciones. Gracias a exámenes libres, lograron completar su educación formal sin asistir a una escuela convencional. Una educación distinta, marcada por el silencio del desierto y la observación del mundo natural.

La vida en un lugar sin prisa

Este es el único pueblo que tiene solo una familia. Fuente: Canva

Para la familia Troncoso Chellew, el aislamiento nunca ha sido un problema. "La soledad aquí no se siente como en la ciudad", comenta Mallku, el hijo mayor. "Aquí el silencio es un compañero, no una amenaza". Lejos de los ritmos acelerados de la vida moderna, han aprendido a valorar cada detalle de su entorno y a vivir en armonía con la naturaleza.

Mientras muchas localidades rurales de Chile luchan contra el despoblamiento, Mallku sigue en pie, resistiendo el olvido. Su historia es un testimonio de resiliencia y adaptación, una prueba de que aún existen rincones donde el tiempo avanza de manera diferente y la vida se construye con otras reglas.

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