Opinión

[COLUMNA] Intangibles educativos y cohesión cultural: nuevos paradigmas

domingo, 29 de noviembre de 2020 · 11:07

Bajo importantes medidas sanitarias, nueve colegios y liceos del Área de Educación de la Corporación Municipal de La Florida (Comudef), despidieron a los jóvenes que egresaron de cuarto medio.

Claro está, la alegría, el entusiasmo, la ilusión, la confianza en uno mismo, el optimismo y la esperanza, se sobrepusieron al miedo y la incertidumbre que ha traído consigo el covid-19. Así, sembraron una luz de armonía ante el complejo año 2020. Y los resultados, quedaron a la vista. Durante tres días, el evento de licenciaturas triunfó sobre la crisis sanitaria.

Primero, como resultado del despliegue organizativo de estas jornadas, las comunidades estudiantiles integradas por apoderados, docentes y alumnos, vivieron un momento inolvidable. Además, la cohesión social, unida a la naturaleza de una celebración tan importante como el fin de la etapa escolar, implicaba un trabajo en equipo excelso de parte del Área de Educación de la Comudef. Una labor que se desplegó con pleno rendimiento, atractivo, responsabilidad y calidad. Porque, lo importante, consistía en hacer una ceremonia “eterna” para la comunidad estudiantil.

En segundo lugar, ciertamente, los rostros de los estudiantes al verse retratados a través de un video en plena ceremonia, que mostraba ciertos pasajes de la historia grupal que se vive en un recinto educacional, era algo realmente conmovedor. Es más, al comienzo de las ceremonias, la animadora sobre el escenario, cumplía un rol clave a la hora de conectar con su audiencia. En realidad, con los propios jóvenes.

 

Apertura y sensibilidad

De igual forma, los mensajes de despedida de los profesores jefes, directores y directoras, sumados a los discursos que empleaban los jóvenes para dar por terminada su formación estudiantil, daban cuenta de que este tipo de jornadas, si se articulan con apertura y sensibilidad hacia el entorno, con pleno sentido de comunidad, con capacidad innovadora, con consideración de largo plazo y creación de valor (como cuando se pasó lista de forma simbólica a los alumnos), nada puede salir mal. Por esta razón, se instala la esencia misma de la vida en sociedad: la comunicación emocional que influye en nuestra conducta y en nuestra memoria. Del mismo modo, todo queda enmarcado en una dimensión donde predomina la experiencia.

Desde esta visión, surge una pregunta clave: ¿Qué es más importante fijar en la mente de un público objetivo (en este caso, en los estudiantes, docentes y apoderados)? ¿Un proyecto, una idea o una emoción? Más que por las palabras, las organizaciones son recordadas por las experiencias vividas por parte de sus audiencias y grupos de interés.

En consecuencia, hablamos de esa comunicación que genera voluntad pública de cambio. Parecido a esos valores primordiales como el compromiso y la transformación social imperecedera. Pero, como sea, lo vivido hace algunos días –en el marco de las licenciaturas de cuarto medio-, se trató, simplemente, de un “hasta pronto”. Pues, queda mucho por realizar, pero vendrán etapas cargadas de desafíos. Seguramente habrán dificultades, pero éstas transformarán a los jóvenes egresados en personas sorteadoras de obstáculos. También, en seres humanos resilientes ante la adversidad.

Finalmente, ahora esos jóvenes se lanzarán a la vida para dejar una huella imborrable en el tiempo. Mientras tanto, nuestro rol será continuar guiándolos por la ruta de la construcción de valores.

 

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*Periodista, Área de Educación Corporación Municipal de La Florida. Máster en Dirección de Comunicación Corporativa, OBS Business School y U. de Barcelona