Salud

¿BAJA EL OXÍGENO Y AUMENTA EL CO2 EN LA SANGRE con la mascarilla puesta?

Ante la creciente preocupación por esta idea, los científicos quisieron demostrar la veracidad de esta afirmación con mediciones que no dan pie a la duda.
sábado, 3 de octubre de 2020 · 12:36

Muchas personas no aceptan las recomendaciones internacionales sobre el uso de máscarillas como método para prevenir la propagación de Covid-19.

Incluso, hay personas que están muy preocupadas por las supuestas consecuencias adversas asociadas al uso de las máscaras faciales y se muestran angustiadas por los malestares que manifiestan y que se podrían asociar con la inhalación excesiva de dióxido de carbono.

Frente a esta creciente preocupación, un grupo de investigadores estadounidenses estudiaron cómo cambian los niveles de oxígeno y CO2 en la sangre cuando se tapa la boca con una máscara.

En su informe, publicado en Proceedings of the American Thoracic Society, Michael Campos, estudiante de medicina de la Universidad de Miami, y sus coautores seleccionaron un grupo de 15 veteranos con enfermedad pulmonar obstructiva crónica grave (EPOC) y 15 personas sanas, que fueron utilizadas como grupo control.

Un estudio de supercomputadoras demostró que los protectores faciales no ayudan a prevenir la propagación del coronavirus.

Dentro de ese contexto, también se demostró en todos los participantes que al llevar una máscara durante 30 minutos y luego caminar con ella durante 6 minutos, al realizar mediciones con pruebas de sangre estandarizadas no mostraron ninguna diferencia en los niveles de oxígeno y dióxido de carbono en ninguno de los voluntarios, excepto la disminución esperada de la saturación de oxígeno en pacientes con EPOC tras caminando.

Los investigadores esperan que sus hallazgos ayuden a disipar los temores sobre los riesgos para la salud asociados a las máscaras y aumentarán la confianza del público en la aceptación generalizada del uso de mascarillas.

El malestar asociado a la máscara se atribuye a reacciones neurológicas (debido a un aumento de los impulsos en una zona de la cara altamente termosensible o a un aumento de la temperatura del aire inspirado) o fenómenos fisiológicos asociados como la ansiedad, claustrofobia o respuestas emocionales a la dificultad percibida para respirar a través de la máscara.