¿Cuál es el perfil psicológico de la persona que siempre se come las uñas?

Comerse las uñas es una conducta más común de lo que se piensa, y aunque suele asociarse a una simple costumbre nerviosa, tiene implicancias psicológicas profundas. Muchas personas que se muerden las uñas lo hacen en momentos de estrés, ansiedad o aburrimiento, como si ese acto repetitivo ofreciera una descarga o alivio emocional.

¿Cuál es el perfil psicológico de la persona que siempre se come las uñas?

En algunos perfiles, el acto de comerse las uñas se relaciona con altos niveles de autoexigencia y perfeccionismo. Personas que se sienten presionadas por rendir, cumplir expectativas o controlar su entorno pueden derivar esa energía contenida en comportamientos compulsivos.

Existen ciertos rasgos de personalidad que se repiten:

• Personas ansiosas, que se comen las uñas como forma de calmarse.
• Perfeccionistas, que necesitan liberar tensión por no poder controlar todo.
• Introvertidos, que no expresan abiertamente sus emociones.
• Personas impulsivas, que actúan sin pensar en momentos de estrés.
• Individuos con baja autoestima, que se autocastigan de forma inconsciente.

En muchos casos, el hábito de comerse las uñas se instala desde la niñez, como respuesta a situaciones que generan inseguridad o falta de contención. Si no se aborda, puede trasladarse a la adultez, convirtiéndose en una práctica automatizada.

Las uñas mordidas, dañadas o inflamadas no solo afectan la imagen personal, sino que muchas veces reflejan una historia emocional sin resolver. La psicología señala que detrás de este gesto puede haber una necesidad no satisfecha de calma, afecto o validación.