Felicidad
Ni 3 ni 6: cuántos miembros deben vivir en una casa para ser felices, según el Informe Mundial de la Felicidad 2025
Un número parece tener la clave del equilibrio emocional en el hogar.¿Cuántas personas hacen falta bajo un mismo techo para vivir en armonía? Esa pregunta, que puede parecer trivial, encontró una respuesta inesperada en la última edición del Informe Mundial de la Felicidad 2025. El estudio, elaborado por Naciones Unidas y varias universidades internacionales, reveló que los hogares con cuatro integrantes presentan los niveles más altos de satisfacción personal y bienestar general.
El informe analizó datos de más de 150 países, cruzando indicadores como la calidad de las relaciones familiares, la estabilidad emocional, el tiempo libre disponible y el nivel de estrés. Los resultados sorprendieron incluso a los investigadores: ni los hogares más pequeños ni los más numerosos lograron superar a aquellos formados por cuatro personas.

Según los especialistas, este número permite un balance perfecto entre compañía y espacio personal. “Cuatro personas posibilitan vínculos estrechos, pero también momentos de autonomía”, explicó la psicóloga social finlandesa Liisa Korhonen, una de las autoras del estudio. Además, este tamaño de núcleo familiar suele facilitar una mejor distribución de tareas y responsabilidades.
La familia ideal no es tan grande como pensabas
El estudio también mostró que los hogares con más de seis miembros reportan niveles significativamente más altos de agotamiento físico y emocional, especialmente en contextos urbanos. Por otro lado, vivir solo o en parejas sin hijos, aunque puede brindar independencia, no garantiza niveles sostenidos de felicidad a largo plazo.

En América Latina, países como Uruguay, Chile y Costa Rica reflejaron este patrón: las familias de cuatro personas no solo fueron las más felices, sino también las que mejor evaluaron su calidad de vida. Este hallazgo podría tener implicancias en políticas de vivienda, salud mental y diseño urbano.
Aunque cada familia es un mundo, los datos aportan una nueva perspectiva: la felicidad en casa no siempre depende del tamaño del televisor o la cantidad de habitaciones, sino de con quién compartimos la mesa todos los días.