Truco para tu hogar
Las ciruelas en el refri no van más: este es el mejor lugar para conservarlas sin que pierdan sus propiedades
Una fruta tan delicada como sabrosa necesita cuidados específicos para mantenerse en su punto justo.Cada verano, las ciruelas se convierten en protagonistas de nuestras cocinas por su sabor fresco, su textura jugosa y su capacidad para saciar el apetito de manera saludable. Sin embargo, su fragilidad puede jugar en contra: guardarlas mal puede arruinar su sabor y textura en cuestión de horas. Y aunque parezca lógico meterlas directamente al refrigerador, ese gesto común podría estar perjudicándolas más de lo que imaginamos.
La clave está en entender en qué etapa de maduración se encuentran. Si la fruta está verde o aún un poco dura, necesita tiempo a temperatura ambiente para llegar a su punto óptimo. Pero ese ambiente no puede ser cualquier parte de la casa: la cocina soleada o el clásico frutero junto a la ventana pueden acelerarlo de manera negativa. La luz y el calor transforman su dulzura en harinosidad, y la fruta pierde ese equilibrio tan buscado entre acidez y azúcar.
El sitio más recomendable para conservar las ciruelas crudas y verdes es un lugar fresco, oscuro y seco. La despensa, ese rincón subestimado del hogar, se convierte en el aliado perfecto. Allí, sin exposición directa a la luz ni contacto con frutas muy maduras —que liberan etileno y pueden hacerlas pochar—, las ciruelas respiran y maduran con naturalidad. Un tip extra: si querés acelerar un poco el proceso, podés guardarlas en una bolsa de papel sin cerrarla del todo. El etileno propio de la fruta hará el resto.

Ahora bien, cuando las ciruelas ya están en su punto justo, sí podés conservarlas en la heladera, pero con condiciones. Evitá las bolsas plásticas cerradas o los recipientes herméticos. Lo ideal es colocarlas en el cajón de las verduras o, aún mejor, en hueveras de cartón. De esta manera, evitás que se golpeen entre sí o se aplasten, lo que provocaría que liberen jugos y se deterioren más rápido.
El rincón olvidado de la casa que puede alargar la vida útil de tus ciruelas
Un detalle que muchos desconocen es el polvillo blanco que cubre algunas ciruelas. Se llama “pruina” y no es suciedad. Al contrario, es una capa protectora natural que las cuida de la deshidratación y los insectos. Por eso, no conviene lavarlas antes de guardarlas: hacelo solo justo antes de comerlas.

Conservar bien las ciruelas no requiere tecnología ni trucos complicados, sino volver a lo básico: sombra, aire, paciencia y un poco de observación. Solo así disfrutarás cada bocado como si estuviera recién cosechado del árbol.