Receta sencilla

Este es el ingrediente clave para absorver mejor el hierro de tu plato de lentejas

Un simple toque ácido puede marcar la diferencia en el aprovechamiento de nutrientes.
miércoles, 7 de mayo de 2025 · 19:30

La sabiduría popular a veces supera a la ciencia, o al menos la anticipa. Agregar un chorrito de vinagre al guiso de lentejas, una práctica común en muchas cocinas familiares, tiene hoy una explicación nutricional concreta: el ácido acético del vinagre favorece la absorción del hierro vegetal presente en las legumbres.

El nutricionista Luis Zamora explicó que el hierro presente en alimentos vegetales, como las lentejas, es más difícil de absorber para el cuerpo humano. Pero la buena noticia es que ciertos alimentos ricos en vitamina C —como la naranja o el tomate— y condimentos ácidos como el vinagre, ayudan a convertir ese hierro en una forma más biodisponible, es decir, más fácil de incorporar.

Lo que muchos desconocen es que hay combinaciones alimenticias que pueden jugar en contra. El calcio, por ejemplo, interfiere en la absorción del hierro si se consume al mismo tiempo. Por eso, conviene evitar acompañar platos ricos en hierro con grandes cantidades de lácteos, como quesos o yogures.

Pequeños cambios en la cocina cotidiana pueden marcar la diferencia en tu nutrición. Fuente: Canva

Si no te gusta el vinagre, hay otras formas de aportar ese toque ácido que ayuda a potenciar el hierro. Podés exprimir medio limón sobre el plato, acompañar con una ensalada de tomate y cebolla, o cerrar la comida con un cítrico como mandarina o pomelo. El truco es sumar acidez sin arruinar el sabor.

La vitamina C y los ingredientes ácidos convierten al hierro en una forma más fácil de asimilar por el cuerpo. Fuente: Canva

Consejos prácticos para la cocina diaria

Incorporar estos hábitos no requiere cambiar tu menú, sino ajustar pequeños detalles: hervir las lentejas con un poco de tomate natural, salpicarlas con vinagre al final de la cocción, o preparar una vinagreta cítrica si las servís en ensalada. No es magia, es química alimentaria aplicada.

Zamora no fue el único en descubrir estos beneficios. Muchas abuelas ya lo hacían sin saber el porqué. Hoy, esa tradición cobra sentido desde la ciencia y nos recuerda que comer bien también implica entender lo que pasa en nuestro plato.