Frutas
Las frutillas en el refri no van más: esta es la mejor manera de conservarlas para que te duren más de 10 días
Una técnica sencilla con agua caliente y fría puede alargar la vida útil de tus frutillas sin necesidad de refrigerarlas.Las frutillas, dulces y tentadoras, tienen un gran defecto: se echan a perder en cuestión de días. Muchos las almacenan en la heladera esperando prolongar su frescura, pero un nuevo método casero propone lo contrario: alejarlas del frío puede ser la clave para que duren más de diez días en perfecto estado.
La técnica, conocida como termoterapia, no requiere productos químicos ni conservantes artificiales. Solo se necesita agua caliente, agua fría y un poco de tiempo. El procedimiento comienza sumergiendo las frutillas durante unos minutos en agua tibia, entre 50 y 60 grados. Luego, se realiza un enjuague en agua fría. Este contraste térmico elimina bacterias y hongos que provocan el deterioro prematuro de la fruta.
Secar y conservar con cuidado

Después del lavado, el paso más importante es secarlas cuidadosamente. Si quedan restos de humedad, podrían aparecer nuevos hongos. Una vez secas, se recomienda guardarlas en un recipiente limpio y amplio, evitando que queden apiladas unas sobre otras. Esto previene que la presión y la humedad concentrada aceleren su descomposición.
Aunque parezca contradictorio, la heladera no es el mejor lugar para conservarlas. La humedad del refrigerador, junto con la emisión de etileno de otras frutas como manzanas y bananas, acelera el deterioro. Además, es fundamental protegerlas de la luz directa y retirar las piezas dañadas para evitar que contagien al resto.

Un cambio de hábito que vale la pena
Este sencillo cambio en la rutina de conservación puede hacer una gran diferencia. No solo evita el desperdicio, sino que también permite disfrutar de frutillas frescas durante más tiempo sin tener que consumirlas de golpe ni recurrir a métodos industriales.
Cada vez más personas apuestan por esta técnica natural, económica y efectiva. En un contexto donde reducir el desperdicio de alimentos se vuelve prioritario, la termoterapia se posiciona como una herramienta clave para alargar la vida de uno de los frutos más sensibles del hogar.