Psicología

Cuáles son las conductas que tiene una persona emocionalmente inmadura, según la psicología

Este conjunto de conductas no define a una persona en su totalidad, pero sí puede ser una guía útil para detectar ciertos patrones.
lunes, 7 de abril de 2025 · 00:30

Con el tiempo, ciertas conductas reiteradas pueden funcionar como señales claras. Una persona emocionalmente inmadura suele tener dificultades para asumir sus errores y tiende a responsabilizar a otros por sus propias decisiones. Este comportamiento es común en relaciones personales o laborales, donde la palabra "culpa" aparece con frecuencia, siempre proyectada hacia afuera.

Las conductas que tiene una persona emocionalmente inmadura

Las personas emocionalmente inmaduras suelen reaccionar de forma impulsiva, sin medir las consecuencias de sus palabras o acciones. La psicología advierte que este tipo de reacción es una señal de que aún no se desarrolló la capacidad de autorregulación. En este contexto, la palabra clave vuelve a ser culpa, porque muchas veces se justifica ese impulso culpando a factores externos.

Evitar conflictos o retirarse sin explicaciones también forma parte de los comportamientos que definen a una persona emocionalmente inmadura. La psicología observa que este patrón responde a una incapacidad para sostener el diálogo cuando surgen diferencias. En vez de asumir una posición clara, se busca esquivar la incomodidad. 

Persona inmadura.
Fuente: iStock.

La inmadurez emocional también puede reflejarse en la necesidad constante de atención o validación. Esta búsqueda puede manifestarse a través de conductas como exagerar logros, reclamar afecto o esperar siempre una respuesta inmediata de los demás. Según la psicología, esta demanda constante es una forma de llenar vacíos internos no resueltos. C

Persona inmadura.
Fuente: iStock.

También, muchas personas emocionalmente inmaduras tienen una relación inestable con sus emociones. Pueden pasar rápidamente de la euforia a la frustración, sin entender del todo qué desencadenó ese cambio. La psicología interpreta esta oscilación como falta de recursos para gestionar las propias emociones.