Cómo estimular el follaje de tu Bignonia para que estalle de flores este invierno

Las Bignonias, conocidas por su capacidad de trepar y llenar muros con flores vibrantes, pueden parecer adormecidas en invierno si no reciben el estímulo adecuado. Aunque el frío limita su crecimiento, es posible preparar la planta desde el otoño para que mantenga su follaje y florezca incluso en los días más cortos. 

Cómo estimular el follaje de tu Bignonia

Incorporar compost maduro o humus de lombriz mejora la estructura del sustrato y favorece el desarrollo de nuevas raíces. En esta etapa, el riego debe adaptarse al tipo de tierra: los suelos más arcillosos retienen más humedad, mientras que los más arenosos requieren una frecuencia mayor. Regar sin encharcar mantiene el equilibrio necesario para que la Bignonia no entre en letargo total.

Podar antes de la llegada del invierno es fundamental para que la Bignonia produzca nuevos brotes en primavera. Eliminar ramas secas o débiles y recortar los extremos largos estimula la formación de yemas nuevas. Este proceso, además de dar forma a la planta, mejora la circulación de aire entre el follaje. Después de podar, un riego suave ayuda a cicatrizar los cortes y reduce el riesgo de que las raíces sufran por cambios bruscos de humedad.

Aunque las temperaturas bajan, la Bignonia necesita seguir recibiendo luz solar directa al menos unas horas por día. Es ideal ubicarla en un sitio donde reciba sol por la mañana, cuando los rayos no son tan intensos. El riego debe ajustarse a estos cambios: si la planta recibe más luz, el agua se evaporará más rápido.

El secreto para que la Bignonia florezca con fuerza en invierno es mantenerla activa sin exigirle demasiado. Establecer un calendario de tareas simples, poda, abono, control de plagas y riego regular, permite que la planta desarrolle resistencia. Aunque el clima no favorezca un crecimiento exuberante, sostener un nivel de hidratación constante mantiene las funciones internas en marcha.