Estilo de vida
Sigue esta técnica que triunfa en Europa para evitar las discusiones de pareja
Según sus estudios, la interpretación de un mensaje no depende exclusivamente de las palabras utilizadas, sino que el tono de voz y el lenguaje corporal tienen un peso mucho mayor en la comunicación efectiva.En las relaciones de pareja, la comunicación juega un papel clave para mantener la armonía y evitar conflictos innecesarios. Una técnica que ha comenzado a popularizarse en Europa, especialmente en España, es el método 7-38-55. Este enfoque, desarrollado por el psicólogo Albert Mehrabian en la década de 1960, busca mejorar la forma en que nos expresamos y percibimos los mensajes de nuestra pareja.
Sigue esta técnica para evitar las discusiones de pareja
El método 7-38-55 se basa en la premisa de que solo el 7% de lo que comunicamos proviene del contenido verbal, mientras que el 38% se debe a la entonación y el 55% al lenguaje corporal. Esto significa que una gran parte del mensaje que transmitimos no está en lo que decimos, sino en cómo lo decimos. Una expresión facial de enojo, una postura cerrada o un tono de voz tenso pueden generar malentendidos, incluso cuando las palabras empleadas son neutrales o conciliadoras. Es por ello que aprender a manejar estos aspectos es fundamental para evitar discusiones innecesarias y fomentar una comunicación más efectiva en la pareja.
Para aplicar esta técnica en la vida cotidiana, es importante desarrollar una mayor consciencia sobre nuestros propios gestos y entonación al hablar. Muchas veces, las discusiones surgen no por el contenido de las palabras, sino por la forma en que se expresan. Por ejemplo, decir "no pasa nada" con los brazos cruzados o una mirada esquiva puede generar desconfianza en la pareja.

Este enfoque no solo es útil en las parejas, sino que también puede aplicarse en otros ámbitos de la vida, como el laboral o el social. En situaciones de liderazgo, negociaciones o debates, el método 7-38-55 permite mejorar la transmisión de ideas y generar un ambiente más empático y comprensivo.

No se trata de aprender frases específicas o estrategias complejas, sino de tomar consciencia sobre cómo nuestro lenguaje no verbal influye en la percepción de los demás. La clave está en escuchar activamente, prestar atención a las señales que transmitimos y asegurarnos de que nuestro cuerpo y tono de voz reflejan lo que realmente queremos expresar. Al hacerlo, podemos evitar confrontaciones innecesarias y mejorar la calidad de nuestras interacciones de pareja.