Plantas
Feng Shui: estas son las 3 plantas que atraen las malas energías
Cómo el estado de tus plantas puede reflejar el clima emocional de tu hogar.Para muchas personas, las plantas son parte esencial del hogar: embellecen, purifican el aire y aportan un toque natural a los espacios. Sin embargo, más allá de sus beneficios conocidos, algunas voces en el mundo del diseño y la espiritualidad proponen prestar atención a algo menos visible: el estado anímico de las plantas y su conexión con las emociones humanas.
¿Una planta decaída refleja una casa sin energía? Para quienes practican disciplinas como la bioenergía o la jardinería consciente, la respuesta es sí. Se cree que el vínculo con las plantas es más profundo de lo que parece, y que su deterioro puede hablar de desequilibrios emocionales, estrés o tensiones no resueltas en el entorno.

La idea no es nueva. Tradiciones milenarias como el taoísmo o el ayurveda ya reconocían a las plantas como organismos sensibles. Incluso algunos científicos contemporáneos han comenzado a estudiar cómo responden ante la música, la voz humana o los cambios bruscos en el ambiente. Aunque aún no hay consenso, los indicios generan cada vez más interés.
Plantas y energía emocional: una relación en dos direcciones
El mal estado de una planta puede ser un espejo de lo que ocurre puertas adentro. Ambientes cargados de discusiones constantes, rutinas estresantes o falta de luz natural no solo afectan a las personas, sino también a las especies vegetales. En este sentido, cuidar una planta puede transformarse en un acto de cuidado personal y familiar.

Estas son las tres plantas que, según el Feng Shui, podrían atraer malas energías al hogar
- Hortensia: Asociada con sentimientos de soledad, aislamiento y fracaso. Se recomienda tenerla en exteriores.
- Amapola: Por su corta duración, se la vincula con la mala suerte y la desgracia. Mejor evitarla dentro del hogar.
- Lengua de suegra (Sansevieria): Aunque purifica el aire, su forma puntiaguda puede atraer energías agresivas. Lo ideal es ubicarla en entradas o terrazas, no en interiores cerrados.
Cultivar plantas saludables podría ser, entonces, mucho más que una actividad decorativa. Es también una oportunidad para conectarnos con el presente, reducir el ritmo y reconectar con el ambiente desde un lugar más consciente. Al final, quizás no se trate de evitar ciertas especies, sino de aprender a escucharlas.