Te contamos el secreto de las abuelas para calentar la casa, sin gas ni electricidad

Con la llegada del invierno, mantener el hogar cálido puede ser todo un desafío. Sin embargo, existe un secreto ancestral que las abuelas han transmitido de generación en generación para calentar la casa sin depender de gas ni electricidad. A través de simples medidas y adaptaciones, es posible crear un ambiente acogedor y ahorrar en las facturas de calefacción.

Una de las claves para mantener el calor en casa es aliarse con las telas y abrigar los espacios. Las abuelas siempre han sabido que las alfombras son aliadas infalibles. Optar por alfombras de lana, pelo largo, coco, algas, yute o sisal proporciona aislamiento y un aspecto cálido y decorativo. Las cortinas también desempeñan un papel importante. Utilizar tejidos gruesos como el terciopelo o el lino rústico ayuda a evitar que el calor se escape por las ventanas. Además, existen cortinas térmicas confeccionadas con tejidos aislantes que protegen el interior de los cambios de temperatura. Aprovechar la luz solar abriendo las cortinas durante el día también contribuye a calentar de forma gratuita.

La elección de la ropa de cama también es relevante para mantener el calor en el dormitorio. Las abuelas recomiendan optar por sábanas y fundas nórdicas de franela de lana o algodón, ya que transpiran mejor que las sintéticas. Asimismo, edredones y mantas de fibras naturales son ideales, incluso para personas con alergias. El ambiente se vuelve aún más acogedor con una iluminación suave y cálida, como la de las velas.

Además de abrigar con telas, es esencial evitar que el frío se cuele en casa. Identificar las filtraciones de calor y cerrar puertas y ventanas ayuda a mantener el calor en el interior. El uso de burletes adhesivos de silicona o caucho en las ventanas es una medida eficaz para evitar corrientes de aire. Forrar las paredes con paneles de madera, corcho o telas también contribuye a mantener el calor dentro de las habitaciones. En cuanto al sistema de calefacción, las abuelas saben que hay opciones más eficientes y respetuosas con el medio ambiente. La energía solar es una opción ecológica, instalando captadores solares que pueden calentar el sistema de calefacción por radiadores, paredes o suelos radiantes. El gas natural, con una caldera de alta eficiencia y termostatos programables, también es una alternativa económica y limpia.

Finalmente, para lograr un confort óptimo, es importante mantener la temperatura adecuada. Según los expertos, los 21°C son la temperatura ideal para la mayoría de las personas, y cada grado adicional aumenta la factura energética en un 8%. Evitar contrastes exagerados entre la temperatura exterior e interior y ajustar la temperatura del dormitorio a unos 15-17°C favorece un buen descanso. Siguiendo estos consejos basados en los secretos de las abuelas, es posible calentar la casa de manera efectiva, ahorrando en las facturas y creando un ambiente acogedor para disfrutar del invierno sin depender del gas ni la electricidad. La sabiduría transmitida de generación en generación demuestra que adaptar el hogar al invierno puede ser sencillo y económico.