Estos son los colores que necesitas para tener un hogar FELIZ

No es difícil encontrar en internet multiplicidad de información sobre el poder de los colores, los que pueden influir en diversos aspectos: influyen en nuestro ánimo, pueden alterar o calmar a una persona e influyen en aspectos vitales como en nuestras pulsaciones cardiacas o ayudar a regular el sueño; pero también son útiles recursos decorativos. 

Los colores que necesitas para tener un hogar feliz

Amarillo

Es el color que nos recuerda al Sol, y nos transmite parte de su energía vital.

Hay investigaciones psicológicas que mencionan sus efectos positivos; en especial la calidez y optimismo que ocasiona en las personas al estimular la producción de serotonina.

¿En qué espacios va mejor? En las salas pequeñas, dormitorios y baños, siempre cuidando la intensidad.

Verde

Es un color que estimula la relajación y concentración de las personas, ya que emula a la naturaleza. Para potenciar su efecto se recomienda matizarlo con tonos neutros como blancos o grises ligeros; o utilizar dos o tres tonalidades de verde para replicar el exterior.

Rosado

Desde el color rosa pastel más sutil, hasta los fucsias neones más vibrantes. El rosado y sus matices es, sin duda, uno de los colores que se necesitan para tener una casa feliz. Es un color romántico, capaz de generar optimismo en las habitaciones. Por ejemplo, en las piezas infantiles y home offices.

Azul

Es otro de los colores más demandados actualmente. Es tan sereno como elegante, es un matiz que beneficia al cuerpo y la mente. Además de incrementar la creatividad, el azul simboliza confianza y lealtad.

¿El truco para que no se sienta frío? Combinar diferentes materiales y texturas, tales como maderas, papel tapiz y textiles.

Rojo

Atrevido como pocos, el rojo demanda atención; es un color que llena de energía, resolutividad y que llama al trabajo. Por eso es ideal para las personas que no deben perder tiempo y que gustan de emociones fuertes.

Sin embargo, el consejo número uno de los interioristas es dosificarlo.

Solo así se asegura un ambiente que invita a los residentes a disfrutar su tiempo en común y a no estallar en discusiones. Para un bien descanso se recomienda no usarlo en las habitaciones de descanso.