De tú a tú

Mauricio Pinilla: “Me arrepiento totalmente de las estupideces que hice”

Esta noche, en “De tú a tú”, Martín Cárcamo visitó la casa del ex futbolista Mauricio Pinilla quien abrió las puertas de su hogar y de su intimidad para conversar de su carrera, de su familia, de sus escándalos, sus excesos y revela en qué está hoy.
viernes, 23 de abril de 2021 · 09:00

Al llegar, Mauricio dice que acaba de mudarse a esta casa por lo que recién la está armando. Ahí están viviendo él con su señora, sus tres hijos y la mamá de él, más la señora que les ayuda. Tiene dos gatos: Dante y Bianca.

A Martín le llama la atención una gran caja fuerte y Pinilla le cuenta que está vacía porque se lo robaron todo, la vez que dos ladrones entraron a su casa: joyas, relojes y dólares. “Para los niños fue bien traumático. A veces dormíamos los cinco en la cama, la puerta con llave. Nos tuvimos que asesorar con psicólogo”.

Cuenta que ha jugado 14 horas seguidas de juego online y que le gusta jugar “Call of Duty”.

Pandemia

Mauricio Pinilla en "De tú a tú" / Imagen: cortesía de Canal 13

Pinilla dice que fue difícil “porque estábamos acostumbrados a tener nuestros espacios, nuestros tiempos. La Gise trabaja, hace sus cosas. Yo hago las mías. El 24/7 fue complejo. Súper tenso. Con separaciones de vida, de semanas o días que no nos hablábamos. O días en que yo me arrancaba después del entrenamiento a la playa”.

Su retiro

El ex futbolista jugó su último período en Coquimbo Unido.

“Me pegó la previa del retiro porque viví un proceso físico muy malo. Se me reventó el menisco externo de la rodilla derecha, por desgaste. Ya lo tenía operado, entonces cedió la sutura y se reventó.

Hablé con el dueño del club, le dije ‘mira, voy a hacer todo el sacrificio para poder volver. Quizás puedo darle una mano al equipo en las últimas fechas para que nos salvemos del descenso’. Y al mes y medio volví a jugar, pero una rodilla inflamada todos los días, me sacaban tres o cuatro jeringas de líquido día por medio”.

Cuenta que jugaba filtrado y no podía caminar bien. Su señora y su papá fueron quienes le hicieron ver lo que estaba pasando y las consecuencias que podrían conllevar.

Les contó a sus hijos también y no le entendían mucho.

“Ellos pensaban que uno podía jugar al fútbol toda la vida, pero ahí traté de explicarles los procesos de la vida sobre todo en esta carrera que es un poco ingrata en ese sentido, porque pasa el tiempo y llega un minuto en el cual todo por lo que luchaste desde niño se acaba, y se acaba muy joven. A mí se me acabó a los 37 años por fatiga material.

Es duro porque yo no sabía hacer otra cosa. A pesar de que hoy estoy trabajando en medios, le dediqué mi vida 100% al fútbol.

Me atormentaba el retiro”. Y agrega que “por eso mismo traté de buscar una actividad que me tuviera la mente ocupada para no hundirme en ese proceso que a muchos compañeros y deportistas les pasa, que es una depresión post retiro y no logran salir de eso. Más que por un tema económico, mi cabeza tiene que seguir funcionando. Tengo habilidades para algunas cosas, voy a tratar de aprovecharlas en eso. Y todavía no asumo el retiro. Nunca comuniqué que me retiraba”.

“El hecho de comunicar el retiro era como decir ‘estoy cerrando una etapa’ y no quería mensajes, ni fotos de recuerdo, aunque igual aparecieron. No quería porque eso me iba a producir una alteración en el día a día”.

Asegura que cuando terminó su carrera, llamó a todas las personas con las que tuvo una rencilla.

“Llamé a Ronald Fuentes, a Carlos Heller, llamé a otras personas que no voy a nombrar, pero traté de terminar mi carrera en paz. Con todo lo que hice con todo lo que viví, es injusto que termine con problemas con alguien, así que pesqué el teléfono y le escribí a todas las personas y hablé con mucha gente con las que había tenido algún conflicto”.

Con Carlos Heller se juntó en la casa donde veranea el empresario.

“Nos juntamos, hablamos, solucionamos todos nuestros problemas y le dije ‘Carlos, lo único que quiero es paz para ti, paz para mí. Y que esto que pasó sea una anécdota más en nuestras vidas. Yo quiero quedar bien contigo porque me siento agradecido de la posibilidad que me diste de volver nuevamente a la U’. Nos dimos un apretón de manos, un abrazo y súper buena onda”.

Con Ronald (Fuentes) también.

“Con todos los problemas que tuvimos en ese proceso, nos odiábamos quizás, y no correspondía.

Antes que todo, Ronald para mí siempre fue un ídolo deportivo. Después, lamentablemente tuvimos problemas él como dirigente, pero yo lo respeto mucho. Él tiene un camino recorrido en el deporte que es ejemplar, tampoco correspondía que yo terminara así con él”.

El conflicto con la U. de Chile quedó en nada.

“La verdad es que no quise…no me sentía mentalmente preparado, sobre todo a mi edad, casi en el término de mi carrera de tener un conflicto de ese tipo.

La verdad es que me arrepentí bastante de lo que pasó.

Obviamente que ambas partes podríamos haber solucionado las cosas de otra forma, pero lo he dicho siempre mi amor por la U sigue intacto”.

Agrega que sí le hubiera gustado retirarse en la U y que por eso regresó a Chile.

“La vida es así. Hay un montón de cosas que me hubiese encantado que ocurrieran, pero no se dieron. Y tampoco me doy tanta vuelta en eso porque es ahondar en los problemas que me tocó vivir, y lo pasé pésimo. Hoy es algo que no se me pasa por la cabeza”.

Su carrera, los excesos y la depresión

Comenzó jugando en el Colegio Don Bosco. Lo querían de la U, de Colo-Colo y la Católica y como era de la U, César Vaccia se lo llevó al plantel azul.

Le hicieron una prueba y quedó, y a la semana siguiente debutó jugando ante Colo-Colo con la sub 9. Hizo dos goles y ganaron el clásico. Salió goleador de todas las divisiones. En el 2003 jugando por la U, debutó en la Selección Chilena jugando muy bien.

A los 18 años se fue a Italia al Inter de Milán. Sus primeros años en Europa dice que no asumió lo que estaba viviendo.

“Entré en el ruedo de llegar a Europa de ver todo bonito. Era todo lo contrario, había que ser el doble de profesional, había que preocuparse más de los detalles, y yo llegué como si hubiera llegado a Disney. Lo único que esperaba era que terminara el entrenamiento para irme a hu*v**r. A esa edad no existía el cansancio pero al final te pasa la cuenta igual. Todo lo contrario a lo que tiene que hacer un deportista de alto rendimiento, yo lo hice”.

Afirma que no con drogas, pero si carrete y copete.

“No existía la caña en ese tiempo. Andaba bien. Al principio sí. Pero después lesión muscular. El físico te pasa la cuenta. Yo tenía una estructura física importante, muy trabajada y empecé a vivir esos procesos desenfocados del deporte, y me tocó una lesión muscular con 19-20 años, que no es normal que te lesiones tanto muscularmente. Yo estaba haciendo las cosas mal”.

Y cuenta una anécdota: Estaba en una disco con algunos compañeros. Él estaba arriba de la mesa bailando, se sacó la polera, y mira hacia un lado y había un dirigente del club mirando.

“Multa por 20 mil euros y no me citaron para el partido del fin de semana. Dos semanas sin convocarme”.

Señala que “Los más jóvenes debutan y lo primero que piensan es en el auto, te estoy contando lo que yo hice. A los 18 años llegué con un convertible a entrenar. Lo primero que me había dicho Víctor Hugo (Castañeda) ‘mira cabro de m**rd*, no te quiero ver con un convertible acá como todos los pendejos tontos’. Y ahí llegó el h***n con el convertible. Eso es lo que creo, que hay que educar a los más jóvenes porque creen que debutando en el primer equipo tienen la pega hecha y no es así.

El fútbol no es como que tú te pegaste un buen negocio y te salvaste la vida. Esta h**á tienes que demostrar día tras día, tras fin de semana.

La exigencia es tan alta que no te puedes dar el respiro. Tienes que sacarte la cresta y después disfrutar.

Por algo es una carrera tan corta, porque tienes que sacarte la cresta y después tienes la posibilidad de recoger todos esos frutos y disfrutar tu vida más adelante. Es un sacrificio súper grande.

La gente cree que es llegar, jugar y la vida bonita, pero no. Yo lo pasé mal, pésimo. Me arrepiento totalmente de las estupideces que hice porque era el h**n que se gastaba 40 o 50 mil euros por noches.

Mira el nivel de inconsciencia que produjo esta fama, estos contratos. Yo estaba muy bien educado para ser un futbolista profesional, pero son cosas que uno no se espera, que no está acostumbrado a vivir.

Es tan fuerte el cambio que me pegó fuerte y tiré a la basura todo lo que había hecho de pendejo. En cuatro años tiré el trabajo de 12 años”. Y concluye:

“Te sacaste la cresta desde pendejo, te perdiste una cantidad de cosas en tu vida ¿para esto? Para botar tu carrera en dos años”.

En el 2005-2006 entró en una depresión y crisis de pánico. Luego de nacer su primera hija, Agustina, junto a Gisella Gallardo, se mudan a España.

“Yo no estaba preparado. Estaba en otra. No era todos los días, pero cada carrete era atómico. Seguía con la mentalidad de que se me daba todo fácil. Tenía una línea de crédito muy larga pero después había que pagarla, y la pagué cara”.

En 2006, en Escocia, “me sentí ahogado, no podía respirar, una aceleración en el corazón. Fue como una sensación de muerte. Me moría. No podía estar en mi departamento porque me ahogaba. Y más encima, me separé y me quedé solo.

Llega un momento de tanta desesperación que no podía dormir, andaba con las pulsaciones a 200 por hora, una angustia, me sudaban las manos, quería dejar de jugar, quería mandar todo a la cresta. Me arranqué. Me vine del club sin avisarle a nadie. Apagué los teléfonos y me vine a Chile.

"Y el presidente del club en Escocia, me vino a buscar a Chile”. Continúa: “Estaba nublado. Me sentía pésimo, estaba angustiado, estaba con depresión, con ansiedad, estaba con crisis de pánico. Mi cabeza no estaba preparada para tomar ningún tipo de decisiones. Pesqué mis maletas y me vine a Santiago, donde mis papás. Me aferré a ellos. A los 10 días llega el presidente del club con el director deportivo, a buscarme. Me querían ayudar, tenían un plan de trabajo para mí, para solucionar mis problemas, y que, si yo confiaba en ellos, iban a poner todo de su parte para que yo volviera.

Volví y comencé a entrenar nuevamente y me fracturó la muñeca y entré en una depresión peor que la que ya tenía”.

Recuerda que no tenía problemas con el alcohol, pero se escondía en él.

“Era la salida que tenía. Y al otro día no me podía levantar”. Ahí el club lo convencen de ir a terapia en España.

“Estuve en una clínica psiquiátrica en Marbella, estuve dos semanas internado, con actores y actrices muy famosos. Era un hotel cinco estrellas del que no podíamos salir, que estábamos con terapias y medicación. Teníamos actividades todo el día, grupales e individuales”.

Dice que los primeros días fueron pésimos. No quería interactuar con los demás, no ayudaba en las terapias. “Ahí me di cuenta que estaba tirando mi vida a la basura”. Con su pareja no se hablaban mucho. “Yo no quería a nadie al lado. Estuve solo meses. Estaba enfermo”. El diagnóstico era depresión y ansiedad generalizada.

Narra que se comienza a sentir mejor en el 2008. “Ahí me digo ‘compadre, tienes una hija, no puedes ser tan h**n, irresponsable, primero contigo mismo, primero que nada. Cómo eres tan pelotudo contigo de tirar por la borda todo por lo que te has sacrificado tantos años, sobre todo con un bebé, que es una responsabilidad grande’. Un día en un carrete, previo a mi cambio de chip, salgo manejando curado y me voy a la casa de mi señora, que estaba con sus papás, no me quería abrir la puerta. Mi suegra me abre la puerta, los levanté a todos, y agarro a mi señora y le digo ‘el viernes nos casamos’. Y nos casamos el viernes”.

“Esa noche fue el cambio de chip. Esta no es mi vida. Estoy en el cuerpo de otra persona. Esto no es lo que yo soñé, no es lo que yo trabajé, no es lo que yo pretendo para mi vida. Y nos casamos”.

Asegura que sí hubo un cambio real. Le costó volver al fútbol porque estaba físicamente mal. Tenía posibilidad de volver a Italia, a un equipo de serie A y a uno de serie B. “Dije voy a partir de cero. ¿Te gustó el h**veo? Con la pala compadre, vamos a trabajar.

Fue duro pero el Grossetto fue la salvación de mi vida. Ahí hubo un cambio. Ahí comencé a vivir mi vida como realmente había soñado desde niño”.

Se dio el tiempo de leer todas las noticias malas que salieron en la prensa.

“Eso me ayudó a decir ‘le voy a tapar el hocico a todos estos h**ones’. Al final no era una revancha sino era taparme el hocico a mí mismo. De ahí recuperé la Selección, que me perdí dos copas América y un Mundial, que podría haber estado perfectamente”.

Ver a sus compañeros jugar y no estar él en la Selección fue duro para él.

“Me quería morder una rodilla. Desesperado. Yo tenía que estar ahí. Son todos mis compañeros. Son todos con los que yo jugué desde chico. ¿Por qué no estoy, por qué soy tan gil?”.

Recuerda que Pablo Contreras, Rodrigo Tello y varios más lo llamaron y aconsejaron. De la Selección actual eran más jóvenes.

Su amigo Arturo Vidal

Con Vidal discutieron en un clásico, pero al encontrarse en la Selección Nacional, se hicieron muy amigos.

Salieron de vacaciones muchas veces.

“Es inesperada porque somos como dos personas bien diferentes”. Y cuenta una historia de ambos en Miami, vacacionando. Lo llama Arturo y lo invita a navegar en un “barquito”. Mauricio encontraba raro que toda su familia más la de Vidal pudieran caber en un “barquito”. Cuando llegan a embarcarse ven que el “barquito” tiene 85 metros de largo, 12 habitaciones, los atendían 14 personas.

“Arturo es así. Es súper humano. La gente a veces habla de Arturo con una autoridad. Ese h**on se ha sacado la ch*ch*. Sacó a su familia adelante a puro esfuerzo y trabajo. Entrena más que cualquier jugador que he visto en mi carrera. Arturo es una persona extraordinaria, humilde, así con todos sus amigos. Si hay un jugador por el que me saco el sombrero es Arturo”.

“Podrá tener panas como todos. Pero el loco es una máquina, un buen amigo, es entregado por lo que lo quieren. Es un ejemplo para todos, y no valoramos esas cosas porque buscamos siempre tratar de cagarlo. Vende más lo malo que lo bueno. Y anda a ver la biografía deportiva de Arturo”.

Tiene buena relación con todos, pero habla más con Arturo Vidal y Gary Medel, se comentan en Instagram.

“Ahora los tengo que catetear porque tienen que trabajar conmigo. Estoy de la parte opuesta, yo les hincho las pelotas para que den una entrevista”.

Por otro lado, “Alexis es bien cerradito, pero se junta con la gente con la que se lleva mejor”. Recuerda que se conocieron cuando Nelson Acosta llevó a Sánchez a entrenar a la Selección y ahí estaba Pinilla.

El famoso “palo de Pinilla”

Fue un momento importante. Mauricio entró por Arturo. Dice que entró muy conectado a ese partido. Narra toda la jugada hasta que le pega. Por su cabeza no pasa nada porque el partido seguía. “No pasa nada hasta que termina el partido. Hasta que te das cuenta que era un octavo de final de un Mundial, que estás jugando con el pentacampeón del mundo. Me dio una angustia. Estuve cinco días sin poder dormir”. Reconoce que lloró. “El tiro era perfecto pero la pelota tenía una trayectoria súper rara y a veces bajaba un poco. La pelota no bajó, salió recta, una trayectoria muy rara”. Se tatuó la jugada porque es la que le va a pesar toda la vida. Sus compañeros bromeaban y le decían que menos mal que no hizo el gol porque si no lo hubieran perdido. “Eliminar a Brasil de un Mundial, ahí sí que me hubiera creído la raja”.

Tiene más de 40 tatuajes, entre ellos la Copa América de 2015. 

La depilación

Ahora no se ha depilado porque ya no se está haciendo masajes ni actividad física, pero cuando Martín le pregunta si le ha pasado algo con la depilación, Pinilla cuenta que cuando llegó a Italia, todos se depilaban. Compró una crema para depilarse, pero también la usó en los testículos y se quemó. No pudo jugar ni ir al baño, causando la risa de todos.

Gisella Gallardo

Mauricio Pinilla en "De tú a tú" / Imagen: cortesía de Canal 13

La señora de Mauricio, Gisella Gallardo, se une a la conversación.

Reconocen que estaban distanciados porque la pandemia les afectó y que él estaba en Coquimbo. En broma dice que él se hizo adicto a la play station.

“Yo viajaba mucho a Santiago porque me aburría allá, porque no era mi ciudad, no conocía a nadie. Pero no fue una separación para toda la vida.

Yo estaba feliz en Santiago, estaba con el tema del cambio de casa, y Mauricio estaba en Coquimbo, que no sabía si iba a seguir jugando.

Yo sentía que él tenía que parar de jugar porque lo veía cojeando, que apenas se levantaba de la cama, adolorido. Ya no jugaba con los niños, no podía andar en bicicleta con los niños entonces él no entendía que había envejecido (y se ríe) para el fútbol.

No sé si le pasará a la mayoría de los deportistas que van creciendo y ven que se les está terminando la carrera y no quieren que les pase.

Verlo como que estaba sufriendo y quería seguir jugando. Yo estaba colapsada así que dije ‘me voy a mi casa’”.

Ambos dicen que cuando discuten se bloquean: Él de las redes sociales o le corta el teléfono, y ella lo bloquea de whatsapp, dejándolo sin la oportunidad de responderle.

Su historia de amor

Mauricio Pinilla en "De tú a tú" / Imagen: cortesía de Canal 13

Ella dice que era una mujer muy estable, planificadora, y “una de las cosas que me enamoró de Mauricio es la adrenalina que se vive con él. De que un día estás acá, y al otro estás en China. Como esta inestabilidad. Pero hoy ya no, quiero full tranquilidad sobre todo para mis niños, porque a ellos les ha costado mucho el tema de tanto cambio”.

Cuando se conocieron, el tenía 19 y ella 22 años, en un restaurante. Él le dijo que era bombero y ella no tenía idea de quién era. Fueron amigos como seis meses y después se pusieron a pololear.

Martín le pregunta si han luchado por su matrimonio.

Giselle dice que “él ha luchado más en el sentido de que la gente tiene una percepción equivocada de muchas cosas. Yo, en el fondo, digo si me separo, me separo y chao. Jamás le he ido a rogar ni nada de eso, ni a llorar. En cambio, Mauricio es más de la familia, de volver a intentarlo, del amor, de los niños, de crecer con los niños. Yo soy más pragmática. Y cuando uno todavía quiere a una persona y te hace bien, ahí uno lo intenta. Cuando ya sacan lo peor de ti uno dice para qué. Con Mauricio tenemos una buena convivencia, no peleamos mucho. No tenemos grandes peleas, si discutimos y nos arreglamos. Soy cero rencorosa”. “Ahora”, recalca Mauricio, “porque antes nos enojábamos y no nos hablábamos en una semana. Ahora no, nos enojamos y a los cinco minutos hablamos”. Giselle continua y recalca “estamos más maduros y de hablar las cosas. Yo pienso esto y esto. Soy orgullosa pero no rencorosa”. “Hay un tema de pareja que no se transa” concluye él.

Martín les pone canciones: La primera es una “A Te” de Jovanotti Safari, tema que Mauricio le dedicó a Gisella.

Cuando Martín le dice que puede abrazar a su señora, Mauricio dice que no porque están distanciados, causando la risa de todos y luego acusa que Gisella llegó atrasada y que no soporta la impuntualidad.

Y ella cuenta que Mauricio creyó que la producción del programa iba a ir el día anterior.

Luego, una canción de “Los Chancho en Piedra”, recordando que Pinilla es fanático de ellos. Lolo Ibeas, vocalista de la banda nacional le manda un saludo al futbolista y le agradece la amistad y el apoyo de tantos años. Mauricio dice que hasta se ha ido de gira con el grupo.

Mauricio Pinilla en "De tú a tú" / Imagen: cortesía de Canal 13

El desafío

Mauricio Pinilla en "De tú a tú" / Imagen: cortesía de Canal 13

Cada uno tira tres penales. El que gana elige un tatuaje para el otro. Un tatuaje real.

En el último penal, el que definía todo, Pinilla distrae a Martín y hace el gol, por lo que el animador debe hacerse el tatuaje.

Para eso, el artista Marlon Parra llega a hacerle su primer tatuaje, el cual resulta ser una gaviota.

En el siguiente link, puedes revisar el capítulo y los mejores momentos de esta noche: https://www.13.cl/programas/de-tu-a-tu

“De tú a tú”, de lunes a jueves, después de “Tele13 central”