Carlos Caszely íntimo: habló de su madre, de Pinochet, del penal, de su esposa y de su nueva faceta

En un nuevo capítulo “De tú a tú”, Martín Cárcamo estuvo en la casa del ex futbolista Carlos Caszely, quien abrió las puertas de su intimidad en Concón para hablar de su carrera, de sus momentos altos y sus períodos más difíciles.

Carlos Caszely trata de recordar cuál fue la primera vez que jugó a la pelota. Cree que a sus 9 años tuvo su primer contacto con una profesional. Jugaba en la plaza del barrio.

Se declara fanático del fútbol pero para sus padres los estudios eran lo más importante. Recuerda que cuando lo castigaban lo mandaban a leer y ahí su hermana Ana María lo ayudaba. En un video, Ana María habla de cómo era Carlos de pequeño haciendo que él se emocione, porque están muy unidos.

Su mamá les hacía la ropa y ella era quien ponía las inyecciones en el barrio. Le decían “la mamá del barrio”. Mientras que su padre, iba a al Monumental y se llevaba niños que no tenían qué comer para darles almuerzo en la casa. Ambos tenían un rol muy social que le inculcaron a él.

A los 15 años firmó su primer contrato como futbolista profesional. Rememora que fue vestido de escolar junto a su padre. En primera instancia, rechazó el contrato porque era muy poca plata, pero al final la dirigencia aceptó las condiciones del joven de 15 años y le pagaron 150 escudos.

Es así como los fines de semana jugaba y en durante la semana estudiaba de noche. Lo primero que hizo cuando ganó mucha plata, fue comprarle la casa a sus papás, la misma donde ya vivían.

Su papá murió en el 2002 a los 91 años, y su mamá en 1998 a los 74 años. Sufre porque tuvo que dejar a su padre en una casa de reposo. “Es terrible. Igual yo iba todos los días a las 9 de la mañana, y a las 7 de la tarde. Lo veía y lo alimentaba por sonda. Yo llegaba y me miraba. No sé si le dolía o no, la verdad es que no sé. Pero yo le agarraba la mano”.

Cuenta que cuando le avisaron que su papá había muerto, dice que “me fui tranquilo, lentamente, me acosté al lado de él, lo abracé y me quedé ahí un rato. Le sentí todavía el calorcito. Igual fue bonito”. Los dos están cremados y lanzaron sus cenizas en Algarrobo.

Martín hace que escuche “Con una pala y un sombrero”, canción que conecta a Carlos con su papá René, lo que hace que el ex futbolista cante entre lágrimas. “Dónde estés querido viejo, dónde estés Gervasio, gracias”.

Año 73

Aquel año, además de ser un tema complejo para el país, para Carlos también es un año que lo marcó. Él se casó ese año e hizo uno de los mejores goles de su carrera al Emelec, equipo ecuatoriano, en donde según él comenzó el “se pasó, se pasó”.

Carlos Caszely tenía 20 años cuando sucedió el Golpe Militar y él ya tenía una posición política. “Siempre me he definido como un deportista con conciencia social. A eso pónganle el apellido que quieran. Tengo amigos de izquierda, amigos de centro y amigos de derecha. Pero amigos. Porque antes de ser periodista eres persona. Antes de futbolista eres persona. Siempre me he preocupado más de la persona que del partido político, porque para mí son agencias de empleo. No es que tengan un ideal. Yo pertenezco a la UDI voy a tener trabajo, pertenezco al PS voy a tener trabajo. Creo que el trabajo hay que dárselos a los mejores, no por su posición política”.

Martín le pregunta por lo que le pasó a la mamá de Carlos, el día en que desapareció. Él cree que fue por él porque era partidario de Salvador Allende. “Estaba viviendo en España. Mis padres vivían en El Llano, y se pone un fotógrafo de estos de cajón. Pero nunca sacó una foto. Mi papá fue a hablar con este señor, le guardaba la cámara en la casa, cuando llovía lo invitaban a comer, a tomar un café. Y después que se llevaron a mi madre detenida, este gallo no apareció más. Entonces, nosotros pensamos que era un sapo”.

Dice que no militaban en ningún partido político, y continúa la historia: “Un día, cuando mi padre vuelve a la casa, estaba la reja y la puerta abierta y el delantal de mi madre en el antejardín. Llama a mi hermana, va a la panadería, la empezaron a buscar, las 11, las 12, las 1. Llamamos al jefe de médicos del Jota que era amigo de nosotros y empezaron a averiguar por todos los hospitales, no estaba. Morgue, fueron a la morgue a preguntar. Todo fue un caos, no solo de la familia sino del barrio, porque todos sabían que no estaba. Buscándola por todos lados. Dicen que tipo 7 de la tarde, llaman por teléfono: ‘don René, hay una señora acá que se llama Olga Garrido, está botada en un peladero en Vicuña Mackenna’. Partieron rajados para allá y en un peladero estaba mi madre con la mandíbula rota, ensangrentada”. Aquí Carlos se quiebra nuevamente porque es algo muy difícil de contar. “La llevan al hospital, y constatan lesiones. Es fuerte. No sé expresarte, Martin, la verdad". 

"Para acortar un poco el cuento, nosotros volvemos en junio de España, felices. Mi mamá rara, mi papá raro, mi hermana rara, mi cuñado raro”. 

No querían contarle cuando lo vieron, querían esperar a llegar a la casa. Su mamá lo llama a la pieza para poder contarle. Le dice que la llevaron detenida, pero él no le cree en un principio. En una camioneta blanca, la agarraron, le pusieron una capucha y se la llevaron. No sabe dónde la llevaron, le pegaron y le preguntaban por su hijo y por los dólares que supuestamente él mandaba para la resistencia. Un hombre que dijo ser amigo de Carlos, la ayudó. Para él es difícil recordar ese momento, más cuando su madre le muestra las quemaduras de cigarro en su pecho.

“Entonces tú dices, ‘¿por qué los seres humanos son tan malos?’ ¡Una vieja que no le hacía daño a nadie! Tenía sus pensamientos políticos como yo, como tú, como cualquiera. No tenemos armas en la casa, no conocemos terroristas. Ahora quiero conocer uno para que me diga por qué. No lo entiendo. No logro entender el daño que se hace al ser humano. No me cabe en la cabeza”.

Dice que le duele la cabeza cada vez que recuerda esa parte de su historia, pero que un psicólogo le dijo que para desahogarse tenía que contar sus cosas. Cuando su madre estaba a punto de morir, los llama, les agarra las manos y les dice “hijos, no tengan odio ni rencor porque tienen hijos y no quiero que a mis nietos les traspasen odio”.

Eso fue lo último que les dijo. “¡Una vieja linda! ¡Linda por donde se le mire! O sea, ya postrada en su cama, después de tantos años y de no saber por qué, no entender por qué, nos agarra las manos, nos dice eso y al par de horas se fue”.

Sus encuentros con Pinochet

La primera vez que se encuentran, fue uno o dos meses después de lo que le pasó a su mamá. Él se iba a Alemania con la Selección de Fútbol, y él no le dio la mano. “Un periodista por congraciarse con la Dictadura, lo escribió. Si no lo escribe nadie lo hubiese sabido. Bueno, al otro día a ese gallo lo echaron porque ahí se supo mi desaire”.

Después de ese episodio, Caszely cuenta que se volvieron a encontrar para la Copa América y ahí pasó la talla de la corbata. Él le preguntó a su señora cómo ir vestido, y ella le recomendó una roja por el traje que iba a usar. Pinochet lo llama y le dice que le va a cortar la corbata roja. Caszely le responde que está bien, que en su casa tiene más corbatas rojas, a lo que Pinochet le pregunta si sabe que él puede mandar a cortar todas las corbatas rojas de su casa.

El futbolista responde: “las puertas de mi casa están abiertas para todos, pueden ir y cortarme todas las corbatas rojas, pero mi corazón sigue siendo rojo”.

Martín Cárcamo le pregunta si alguna vez le dijo a Pinochet lo que pasó con su madre. Carlos no lo hizo, y no sabe por qué. “No lo iba a increpar, le iba a preguntar por qué”. No sabe si se arrepiente porque es la primera vez que se lo preguntan. “No lo sé, no se me pasó por la mente”.

Su multifacética vida

Carlos Caszely grabó “El Hincha” canción que fue su debut como cantante. Al principio no quería, pero después accedió. “Fue un éxito. Para la Pascua de ese año fue el disco que más de vendió. Fue número uno en la radio”. Más tarde, el director de televisión Gonzalo Bertrán lo hizo grabar el videoclip.

El ex futbolista afirma que quiere estar en el Festival de Viña o en el Festival de Olmué como comediante. Todo partió cuando Bombo Fica lo invitó a actuar en un show a beneficio en el Caupolicán. Le salió tan bien, que el dueño del teatro lo felicitó y le dijo que debería ir al Certamen Viñamarino. Por eso, Martín preparó una presentación para él y Carlos hace una pequeña rutina, recordando el penal que se perdió en España 82.

“No le tengo miedo al ridículo. ¿Qué pueden hacer? Que me pifien 25 mil personas. Me han pifiado 80 mil, me han pifiado 15 millones. Hasta yo me he put*** cuando me he perdido una pelota. La gente me quiere, me va a respetar”.

A raíz de esa conversación Martín le pregunta por el penal perdido. Caszely asegura que tras perderlo no durmió en toda la noche. “El ‘Flaco’ Bigorra me decía ‘Chino los penales se los pierde todo el mundo. Ven a acostarte’. ‘No puedo hue**’. Fumé como loco. Miraba por la ventana y decía ‘cómo me estarán haciendo mie*** todos”.

María de los Ángeles, su señora

Ella enfrentó un cáncer a la médula, tuvo un trasplante, pero para ella es como un sueño ahora. Carlos dice que ella tiene una fuerza increíble. Mientras ella lo cuenta, Carlos llora. “Agradecí lo que me había tocado”. Él se dedicó 100% a ella. Ahora está recuperada y lleva dos años sin medicamentos.

María de los Ángeles fue tenista. Se conocieron en la Universidad de Chile. Para ella, Carlos es una persona que tiene un don. Comenzaron a pololear en octubre de 1972. Pololearon 11 meses y llevan 48 años de matrimonio. 

Su aniversario número 45 lo pasaron mientras ella estaba en una burbuja por el trasplante de médula. Él le llevó un globo gigante con el número y se lo mostró por la ventana. Ambos coinciden en que han tenido un buen matrimonio, y la vez que él dijo que se iba a separar, ella lo mandó a acostarse. 

Ella les aconseja a sus hijos y a sus nietos. “Disfrutar cada momento, con las mínimas cosas. Si no hay, no importa. Disfrutar lo que hay, lo que tenemos, el momento”. En pareja, para ambos lo más importante es el respeto que se tienen y el amor que se profesan, y respetar el metro cuadrado, porque cada uno sale con sus amigos respectivos.

Dos de las nietas de Carlos y María de los Ángeles, se acercan y se suman a la conversación. Martín les pregunta por cómo vivieron el momento en que su abuela estuvo enferma. Martina reconoce que lloró mucho, pero lo mejor que le ha pasado es ahora que está bien. Eslavia también dice que lo pasó pésimo porque es muy apegada a su abuela y que lo vivió en silencio. Las nietas dicen que les encanta el amor que tienen Carlos y María de los Ángeles.

Carlos y María de los Ángeles tuvieron un matrimonio multitudinario con más de 1500 invitados. No tienen imágenes de ese día, pero Martín los sorprende y les muestra un video de su ceremonia. Ambos se emocionan al verse. Y este detalle es parte del regalo que Martín y la producción del programa le hacen al “Rey del metro cuadrado” y a su familia.

En el siguiente link, puedes revisar el capítulo CARLOS CASZELY EN DE TÚ A TÚ